¿Tenemos fe?


Charles H. Spurgeon fue un famoso pastor bautista británico del siglo XIX. Sus sermones fueron traducidos en diversos idiomas y es el escritor cristiano que más libros y publicaciones ha hecho. Una vez leí una parte de uno de sus textos que dice así:

La fe nunca prospera más que cuando todas las cosas le son contrarias: las tormentas son sus entrenadores y los relámpagos son sus iluminadores. Cuando en el mar reina calma, extiende como quieras las velas, la nave no marchará hacia su puerto, pues en un mar dormido la quilla duerme también. Deja que los vientos soplen furiosamente y que las aguas se agiten, pues es así como el barco podrá llegar al puerto deseado, aunque se balancee de un lado al otro, y aunque su cubierta se lave con las olas, y el mástil cruja bajo la presión de las infladas velas. Ninguna flor tiene un azul tan hermoso como las que crecen al pie de los helados ventisqueros. Ninguna estrella brilla más que las que fulguran en el cielo polar; ninguna agua tiene un gusto más agradable que la que corre por el desierto de arena, y ninguna fe es tan preciosa como la que vive y triunfa en la adversidad.

Esto me recordó a cuando Santiago escribió “Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades. Por lo tanto deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y capaces de obedecer lo que se les ordene.” (Santiago 1:3-4)

Como humanos no podemos superar las dificultades solos. Algunos prefieren quedarse sentados esperando a que pase, otros se deprimen, otros luchan hasta cansarse; y, sin embargo, los únicos que superan las dificultades son aquellos que depositan su confianza total en Dios.

Santiago nos explicaba que cuando esa confianza fuese probada en medio de una dificultad, allí es cuando menos deberíamos soltarla. Habla de resistir la prueba hasta el final, debes resistirlo en su totalidad, no puedes decir “Señor, confío en Ti” y a la siguiente semana estar otra vez con tristeza en tu corazón. Dios quiere que tu confianza dure desde el principio hasta el final, aunque te cueste.

Spurgeon se refería a la prueba y a la fe como a una tormenta y un barco. Él dice: ¿Cómo crecerá tu fe si no tienes una prueba que superar? ¿Cómo un barco puede navegar si no hay fuertes vientos para que empujen las velas? Aunque mediante esa prueba titubees, aunque sientas que las olas te llegan a tapar, no dudes en ningún momento del propósito que tiene Dios para ti cuando llegues al puerto, cuando esa prueba termine.

En la Biblia dice “Tú, Dios mío, nos pusiste a prueba, para ver si éramos fieles.” (Salmos 66:10). Él quiere saber cuán fiel eres para saber cuánto podrá darte después. Si tú confías en Dios, Él confiará en ti a la hora de querer darte un mensaje. Si eres fuerte en las adversidades, la recompensa cuando esa prueba pase, será aún mayor.

También en Eclesiastés 7:14 leemos “Por eso, cuando vengan los buenos tiempos, disfrútalos; pero cuando lleguen los tiempos malos ponte a pensar que todo viene de Dios, y que nunca sabemos lo que nos espera.” Nosotros no sabemos en medio de la prueba cuál será el final, ni cuándo ni el propósito con el que fuimos puestos allí. Pero sí sabemos que tenemos un Dios que tiene algo preparado para darnos al final. En vez de preguntarle a Dios: “Señor, ¿POR QUÉ a mí?”, empecemos a preguntarle: “Señor, ¿PARA QUÉ a mí?”. Siempre de una prueba sacarás resultados positivos; ya sea, aprender, crecer, superarte, aumentar tu confianza, perfeccionarte. Sin duda que saldremos de esa prueba victoriosos si mantenemos nuestra fe.

Como dijo Spurgeon: “Ninguna fe es tan preciosa como la que vive y triunfa en la adversidad”. Aprende a ser un buen marinero cuando se presente una tormenta, recuerda que allí es cuando más debes extender las velas, allí es en donde más firme debes mantener tu fe en Dios. El Señor siempre tendrá un plan para cuando tú superes esa prueba, sólo confía y llegarás más rápido al puerto.


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