En medio de los desafíos


Yo hice un pacto contigo, y lo sellé con sangre; por eso rescataré a tus presos del pozo seco donde ahora están, y volverán llenos de esperanza a esas ciudades que parecen fortalezas. Si hasta ahora han sufrido, yo me comprometo en este día a hacerlos dos veces más felices. (Zacarías 9:11-12)

Esta promesa fue hecha al pueblo de Israel en medio de una enemistad con otros pueblos y ciudades. Dios ama a su pueblo. Dios ama a quienes eligió para ser nación santa, y por sobre todo, Dios les es fiel a sus Hijos.

Mediante Jesús, Dios vino a traernos salvación. Nos vino a mostrar cómo poder tener la relación con ese Padre hermoso que muchos de nuestros antepasados habían tenido y perdido. Dios hizo un pacto que le valió la sangre de su Hijo. Pero, así como a Jesús le costó la vida darse por nosotros, a nosotros mucho nos costará darnos por Él.

El camino del cristiano es difícil. Es para valientes, vencedores, conquistadores, corajudos, humildes, sencillos y perseverantes. A mí me gusta llamarles “desafíos” a los “obstáculos”, porque creo que al confiar en Dios, no hay ningún obstáculo que se interponga entre Su mano y yo, solamente mi decisión de avanzar y superar esos desafíos.

Debemos de tomarnos de la palabra de Dios frente a los desafíos. El Señor nos ha COMPROMETIDO a sacarte de ese pozo seco donde te encuentras y renovarte lleno de esperanza. Tu Padre se ha COMPROMETIDO a hacerte DOS veces más feliz si ahora estás sufriendo.

Yo no sé si estás sufriendo por amor, o si alguna amistad de falló. Yo no sé si ha fallecido una persona muy cercana a ti, yo no sé si estás atravesando una enfermedad. Yo no sé si tu familia está desunida, o si no estás bien en tu trabajo o universidad. Yo no sé si tienes problemas económicos o si el lugar donde vives se ha vuelto difícil. Yo lo que SÉ es que cuando nuestro Dios PROMETE algo, lo cumple de principio a fin.

Yo sé que mi Dios todo lo puede. Yo sé que Él te ha hecho más que vencedor por medio de Cristo Jesús. Yo sé que Él no abandona a sus Hijos. Yo sé que Él tiene el poder para cambiar todo en un segundo si confías en Él. Yo sé que si has sufrido, vendrá el Espíritu Santo de repente y te dirá “¡Sal de ese pozo seco ya mismo! ¡Vuelve junto a tu Padre lleno de esperanza!”.

No sabemos la cantidad de bendiciones que Dios tiene para sus hijos si le adoramos y le honramos en medio de los desafíos. Mi hermano, mi hermana, ya no estén pidiéndole migajas a Dios cuando Él nos puede dar TODO. Eres un hijo del Rey, ya no estés esperando que algún hombre te ayude, ACEPTA HOY la ayuda de Dios.

“CLAMA A MÍ Y YO TE RESPONDERÉ…” (Jeremías 33:3). Clamemos a Dios y a nadie más que a Dios. En los desafíos de la vida, Él nos mostrará la salida.

Publicar un comentario