No apto para cardíacos
Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra;
¿quién la puede oír? Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban
de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? (Juan 6:60-61)
Hoy día es muy fácil conformarse. Parece que vivimos en una era de
conformidad donde lo que una “congregación” nos ofrece lo tomamos como lo que Dios
nos ofrece cuando no siempre es así. Tomamos la palabra de un pastor como si
fuese palabra santa sin siquiera escrudiñarla conforme a las escrituras.
No digo que todas las iglesias sean iguales ni que todos los pastores
sean herejes, no me malinterpretes. Pero la Palabra de Dios no vino a
CONFORMARNOS, vino a CONFRONTARNOS. Vino a transformar nuestra mente y con eso
nuestras vidas.
¡El evangelio no es para cualquiera! “Desde entonces
muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.” (Juan 6:66)
Si desde que comenzaste a leer la Biblia o a congregarte en una iglesia
no has sido confrontado, no te has sentido ofendido, herido, lastimado,
culpable e incluso confundido, déjame decirte que no has pasado por la
presencia de Dios.
Yo sé que, como humanos, nos cuesta entender muchas cosas: Un Jonás
tragado por un pez, un mar abierto en dos, dar para recibir, poner la otra
mejilla, amar a nuestros enemigos, orar por aquel que nos hirió, perdonar sin
medida, callar ante aquel que nos maltrata, respetar y honrar a nuestros padres
aunque ellos nos hayan abandonado o nos agredan a diario. Es una locura, nadie
aceptaría ese evangelio si le presenta así.
Pero dentro de cada situación que te mencioné, hubo un propósito de
Dios. Siempre hubo una justificación para cada hecho bíblico. Jonás había
desobedecido, el mar permitió que el pueblo de Israel fuese liberado, respetar
y amar a nuestro prójimo siempre trae paz, ya que recibimos lo que damos.
Entonces, ¿Es tan ofensivo el evangelio? A simple vista sí. Pero ponte a
pensar. Si no fueses confrontado, nunca avanzarías a un nuevo nivel de fe. Dios
quiere mover todo tu interior, todo lo que pensabas quiere alinearlo de acuerdo
a Su propósito.
¡Alégrate si te han ofendido! ¡Alégrate si te ha tocado el corazón una
prédica o lectura bíblica! ¡Alégrate si te tratan de loco por seguir a Cristo!
Nada debe de interrumpir tu camino a Dios. No te conformes con lo que te
dijeron, estudia, escrudiña, háblale a Dios.
Hay iglesias que sólo hablan de prosperidad, éxito y bendición. Pero la
Palabra verdadera te confronta. Dios te va a hablar de pecado, perdición y de
los errores que cometiste, pero no lo hará para culparte, sino para perdonarte,
amarte y darte un nuevo comienzo.
Acepta ser confrontado más que conformado, y Dios te llevará a un nuevo
nivel de fe.
“Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna.” (Juan 6:68)