Oración, no preocupación


La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones. (Proverbios 10:22)

Si estás preocupado es porque tal vez has perdido el enfoque de la situación que estás atravesando.

Nosotros, como hijos de Dios, atravesaremos por muchas pruebas a lo largo de nuestra vida. Pero Dios nos dijo que en ninguna de ellas estaríamos solos. Él en su Palabra nos prometió “estar con nosotros donde quiera que vayamos”. (Josué 1:9)

Tenemos que aprender a no perder el enfoque. ¿Qué significa esto? Significa no olvidarnos que nuestra meta es Jesús. Cuando ponemos nuestros ojos en Él, todas las cosas que atravesemos serán insignificantes comparadas con lo que nos espera.

Pero si perdemos a Jesús de nuestra vista, las preocupaciones empezarán a hacerse más y más grandes.

¿Has perdido el enfoque? ¿Estás preocupado? Vuelve a fijar tu mirada en Dios. Dice el proverbio que su bendición es riqueza. Cuando nosotros nos alineamos con el propósito que Dios tiene en nuestras vidas, Él comienza a bendecirnos.

Y es allí cuando sucede que las preocupaciones que antes teníamos nos comienzan a resultar pequeñas. Y es que nosotros como humanos, ¡nos preocupamos por cosas que no merecen preocupación sino oración! “Ay esta chica no me devolvió la camisa que le presté hace una semana”, “Pues este hermano me debe tanto dinero si vieras…”, “Sí, he estado con gripe toda la semana ore por mí hermano, hermana”.

Las cosas merecen oración, no preocupación para así conseguir la bendición de Dios. Nuestro Señor siempre está dispuesto a bendecirnos, pero debemos fijar nuestros ojos en Él. Vamos, tú puedes hacerlo. Si has estado preocupado o preocupada por algo, pon tus ojos en el cielo y deja que Dios te llene de la única riqueza que vale: Su bendición.


¡Ganemos la batalla!


Si alguno sufre por ser cristiano, no debe sentir vergüenza, sino darle gracias a Dios por ser cristiano. (1 Pedro 4:16)

El hecho de defender nuestra fe no es algo que nos sucede “alguna que otra” vez, es algo que nos sucede todos los días. No se trata de defenderla ante un ateo, un católico, un mormón, un testigo de Jehová o un budista; sino de defenderla ante el diablo, defenderla ante el Reino de las Tinieblas.

Es cierto que hay distintas “religiones”, “sectas” o como quieras llamarlas; pero entiende que todas y cada una de ellas están engañadas por el mismo enemigo: Satanás. La única verdad no es una religión, es Jesús. Las únicas leyes que debemos seguir, son las de Jesús.

El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2 Corintios 4:4) Es claro que cuando sufrimos por ser cristianos, no es porque “un ateo” se burla de nuestra fe, sino porque Satanás quiere debilitarnos. No sufrimos porque nuestra familia nos rechaza por ser cristianos, sufrimos por verlos engañados.

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” (Efesios 6:12 NVI) ¿Muy complicado de entender? Así lo entenderás mejor: “Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el cielo. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.” (Efesios 6:12 TLA) Hay muchos corazones ciegos, hay gente fría, engañada, que te decepcionará, te fallará, murmurará contra ti. ¿Ha eso de amargarte? ¡NO!

Hasta aquí, el devocional parece como si no hubiera esperanza, pareciera que ser cristiano es lo peor que pudiera sucederte. Pero eso es lo que te ha creer el diablo, eso es lo que el enemigo quiere que creas para caer. ¿Sabes qué? La Biblia dice lo contrario. La Biblia promete infinidad de bendiciones para aquel que sigue a Cristo. Y no sólo eso, sino que ya nos da la seguridad que toda batalla la tenemos ganada en el nombre de Jesús. Él venció en la cruz.

Porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4) Entendamos que si sufrimos por ser cristianos, debemos de dejar que Dios se ocupe; Él es el poderoso, no nosotros. No nos rindamos en la guerra espiritual, si persistes ya tienes la victoria asegurada.

¿Crees que no tienes con qué luchar? Déjame decirte: “Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.” (2 Corintios 10:4 NVI) “Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo, ni luchamos con las armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal, las acusaciones y el orgullo de quienes quieren impedir que todos conozcan a Dios. Con ese poder hacemos que los pecadores cambien su manera de pensar y obedezcan a Cristo.” (2 Corintios 10:3-5 TLA)

No somos nosotros los que luchamos, es Dios a través nuestro. No son nuestras palabras las que deben de salir en medio de una discusión con un incrédulo, sino las palabras de Dios. “Zorobabel, no hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu.” (Zacarías 4:6) Sólo necesitamos a Dios hermanos, hermanas.

Entendamos que seguir a Cristo es lo más increíble que puede sucederte. No te rindas, la guerra espiritual está ganada, sólo debes persistir. Sí, claro que duele. Yo tengo todos los días que defender mi fe en mi propia familia, pero cuando Dios me dice que calle lo hago, y cuando me dice que hable lo hago. El nombre de Jesús está antes que el mío. ¡Ganemos la batalla! Que Dios te bendiga.


Mi mejor amigo


Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto. (Hebreos 10:20)

Los seres humanos, tenemos distintas formas de comunicarnos entre nosotros. Muchas veces nos escribimos correos, nos comunicamos a través de las redes sociales, hablamos por teléfono o personalmente.

Sin embargo, a la hora de hablar personalmente con alguien, muchas veces no lo hacemos directamente. Es decir, ¿Alguna vez te ha pasado de decirle a un amigo/a “Oye, dile a Fulanito/a que le envío mis saludos”? o decirle “Si lo ves a Fulano dile que luego necesito pedirle un favor”.

Con Dios nos sucede algo parecido, déjame explicarte. A lo largo del Antiguo Testamento, podemos ver los siguientes nombres: Moisés, Josué, Samuel, David, Isaías, Jeremías, Daniel. La lista es larga, ¿Te resultan conocidos estos hombres? Sí, ellos eran “profetas”.

Los profetas eran hombres escogidos por Dios, para hablar a Su pueblo por boca de ellos en Su nombre (Lucas 1:70). Dios se comunicaba con su pueblo de un modo “indirecto”, comunicaba su mensaje a través de estos hombres para que, quienes no eran profetas, conocieran la voluntad de su Dios.

Dios viendo que su pueblo le desobedecía y llegado el tiempo, decide enviar a su propio Hijo a este mundo (Gálatas 4:4). Cristo vino a salvarnos, a establecer una nueva comunicación entre nosotros y su Padre. “Pues cuando Jesús murió, abrió la cortina que nos impedía el paso. Pero ahora Jesús está vivo, y por medio de él podemos acercarnos a Dios de un modo nuevo y distinto” (Hebreos 10:20).

Ya el mensaje no nos iba a llegar por medio de profetas, nos iba a llegar por medio de su propio Hijo. Ahora tenemos una comunicación DIRECTA con nuestro Dios. Cristo es el único que puede llevarnos al Padre, Él es el Camino. (Juan 14:6). “Porque Cristo no entró en el santuario hecho por seres humanos, que era sólo una copia del santuario verdadero. Cristo entró en el cielo mismo, y allí se presenta ante Dios para pedirle que nos perdone” (Hebreos 9:24).

Sepamos aprovechar esta comunicación directa que tenemos con nuestro Dios. No hagamos como con nuestros amigos y digamos “Oye, dile a Dios de mi parte…” ¡Ya no! Ve tú mismo hacia Dios por medio de Cristo, no tengas miedo, anímate. Él está esperando de ti UNA AMISTAD SINCERA.

Por eso, mantengamos una amistad sincera con Dios, teniendo la plena seguridad de que podemos confiar en él. Porque Cristo nos dejó limpios de pecado, como si nos hubiera lavado con agua pura, y ya estamos libres de culpa. Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que nos prometió.” (Hebreos 10:22-23)

Esta semana en mi país fue el “día del amigo”. Y me puse a pensar, ¿A quiénes debo agradecer realmente? ¿Quién ha estado conmigo en todo momento? Claro que en la tierra tenemos muchas amistades terrenales, pero dentro de mí vive el mejor amigo que jamás imaginé tener: Jesucristo. Atrévete a tener una relación de amistad, de amor, de confianza con nuestro Dios. Él jamás te fallará, jamás te decepcionará y recuerda: fue el único que dio la vida por ti.


¿Quieres vivir en victoria? Haz la voluntad de Dios y no la tuya


Por José Garban.

Si nos vamos al libro de Daniel, vemos que él siguió siempre la voluntad de Dios. Tanto su juventud como su vejez fueron igualmente consagradas a Dios. Conservó su honradez en circunstancias difíciles, y en medio de la fascinación de una corte oriental, fue puro y justo. Confesó el nombre de Dios ante los príncipes idólatras.

Debemos cumplir y hacer la voluntad de Dios SIEMPRE, recuerda que Dios tiene el control de tu tiempo y de tu vida. “Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3:1)
  
Muchos piensan que todo irá bien cuando su vida gira alrededor de ellos; pero tu vida no debe girar alrededor de ti sino alrededor del Señor, es así que verás cómo las cosas cambiarán y vivirás en Victoria. Caminar sin la voluntad de Dios, es estar perdido, porque todo lo que hagamos fuera de la voluntad Dios, no tendrá sentido y te llevarás muchos disgustos. Así que aprende a caminar bajo la misma guía y dirección de Dios, así como caminó, pues, Enoc con Dios.

Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud.” (Deuteronomio 32:4)

Todo lo que hagamos, debe agradarle a Dios, debemos siempre vivir en el espíritu y para eso debemos estar siempre en comunión con Dios. Si quieres que Dios cumpla los deseos o peticiones de tu corazón, debes buscar a Dios en todo primero, búscalo en la intimidad, busca Su rostro, entrégate y ríndete delante de Él; y verás como Su amor y espíritu se derraman sobre ti.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)

Deléitate así mismo en Jehová y Él concederá las peticiones de tu corazón.” (Salmos 37:4)

Para vivir en victoria, hay que vivir en comunión con Jesús. Hacer lo que a Él le agrada, y ¿Qué es lo que a Él le agrada? Que hagas lo bueno, deseches lo malo y que simplemente cumplas Su voluntad que es perfecta. Y si cumples con eso, créeme que vivirás en victoria día a día. Desecha lo malo y edifica lo bueno, es así que vivirás en bendición.

Deja de intentarlo en tus propias capacidades y dale el lugar que Dios se merece en tu vida. No seas de esas personas que dicen amar al Señor y lo último que hacen es la voluntad de Dios; porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña (Gálatas 6:3).

Déjate llevar por Su amor, Él tiene el control por sobre todas las cosas y quiere bendecirte. Si te bendice con una vida, vívela intensamente con una sonrisa en los labios. ¡GÓZATE!

En realidad, podrás engañarte a ti mismo o a los demás, pero a Dios NO. Él lo ve TODO. Debemos vivir bajo el temor de Dios, creyendo y reconociendo que sin Él no somos nada. Hay que vivir una vida de rectitud, agradable delante de Dios, es así donde Él se manifiesta en tu vida. Si no le das paso al Señor en tu vida, no recibirás bendiciones y tampoco obtendrás victoria, recuerda que JESÚS es el que te da las fuerzas para superar todo obstáculo y darte la victoria, no TÚ. 

Sin Dios no somos NADIE, pero si Dios está con nosotros, sí somos alguien, porque Dios nos da identidad  y como hijos de Dios tenemos la autoridad para romper todo obstáculo y obtener la victoria siempre y cuando Dios esté contigo, de lo contrario, no será así. Enseñemos al mundo que existe un Dios amoroso que vive en nosotros.    

Para obtener una victoria, tienes que pasar primero por la batalla. Hoy estarás pasando por la batalla, pero estoy seguro que obtendrás la victoria.

Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas.” (1 Reyes 2:3)          
                                                                                
Jehová TÚ eres mi Dios, te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas, tus consejos antiguos son verdad y firmeza.” (Isaías 25:1)

DIOS LES BENDIGA.


Buscar a Dios, trae vida


Pero Roboán actuó mal, porque no tuvo el firme propósito de buscar al Señor. (2 Crónicas 12:14)

Creo que si todos los que leyeran este versículo, reemplazaran “Roboán” por su propio nombre, se sentirían identificados porque les ha sucedido más de una vez. ¿Fallamos porque somos poco útiles? ¿Fallamos porque Dios no es perfecto? ¿Fallamos por culpa del diablo? Ninguna de las tres es cierta, fallamos en nuestra vida cuando no tenemos la firmeza de buscar a Dios.

Quiero que se entienda. Buscar a Dios no me refiero a orar, leer la Biblia, alabar. Creo que Roboán también hablaba con Dios. El problema está en no poner en práctica lo que decimos creer. Buscar a Dios es darle vida a la oración, vivir la Biblia y alabar con nuestro corazón.

Job estaba desesperado por buscar a Dios. El Señor venía probándolo, venía castigándolo; no porque Dios sea malo, sino porque quería generar esta sed divina en Job. Este hombre, decía “¡Ah, si supiera yo dónde encontrar a Dios! ¡Si pudiera llegar adonde él habita!” (Job 23:3) Todo el capítulo 23 de Job habla de la soberanía de Dios y el temor que Job le tenía. Pero este hombre, aún en su dolor afirmaba “Nada hará que me calle, ni aún mi sufrimiento” (versículo 17). Él buscaba a Dios porque quería encontrar Su propósito.

¿Dónde buscar a Dios? ¿Dónde encontrarlo?

Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé. Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.” (Jeremías 29:12-13) Búscalo de corazón, suplícale en tu angustia y deja que Él escuche de ti una oración sincera.

Si pudiera yo subir al cielo, allí te encontraría; si bajara a lo profundo de la tierra, también allí te encontraría. Si volara yo hacia el este, tu mano derecha me guiaría; si me quedara a vivir en el oeste, también allí me darías tu ayuda.” (Salmo 139:8-10) Dios es omnipresente, Él está en todo tiempo y todo lugar dispuesto a ayudarte, es tu corazón el que se siente lejos de Él.

Dios deja encontrarse si hay humildad de corazón.

Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros, “puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”.” (Hechos 17:27-28) Somos templo del Espíritu Santo, jamás estamos lejos de Él pues Él mismo mora EN nosotros. Lee que el versículo dice “aunque sea a tientas” ¿Qué significa? Que si tan sólo tienes la intención de buscar a Dios con tu corazón, y quizás te equivocas de lugar, Él dejará que lo encuentres.

Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.” (Deuteronomio 4:29) Busca el propósito de Dios sabiendo que el latir de tu corazón está destinado a cumplir su función en la obra divina.

Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo; compadécete de mí y respóndeme. El corazón me dice: “¡Busca su rostro!” Y yo, Señor, tu rostro busco. No te escondas de mí; no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo, porque tú has sido mi ayuda. No me desampares ni me abandones, Dios de mi salvación.” (Salmo 27:7-9) Seamos humildes, reconozcamos que estamos faltos de Él y dejemos que, a través de las tribulaciones, Dios genere una sed en nosotros.

Dios se manifiesta ante búsquedas sinceras.

Conozcamos al Señor; vayamos tras su conocimiento. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.” (Oseas 6:3) Ciertamente el Señor escucha las oraciones de los justos, vendrá a saciar tu sed cuando ésta sea sincera.

Buscar a Dios, trae vida.

Asá les dijo a los de Judá: “Reconstruyamos esas ciudades, y levantemos a su alrededor murallas con torres, puertas y cerrojos. El país todavía es nuestro, porque hemos buscado al Señor nuestro Dios; como lo hemos buscado, él nos ha concedido estar en paz con nuestros vecinos.” Y tuvieron mucho éxito en la reconstrucción de las ciudades.” (2 Crónicas 14:7) Éxito te espera en todas las decisiones que tomes buscando a Dios primero.

¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!” (1 Crónicas 16:11) Fuerza te espera ante toda situación de tu vida, si decides refugiarte en Su presencia.

Dejemos de vivir ignorando la voluntad de Dios, creyendo que nos equivocamos por culpa del diablo. Sí, Satanás es vivaz  y astuto, pero jamás podrá contra un firme hijo de Dios. A veces el enemigo nos tienta, es cierto; pero la gracia de Dios, si está presente en nuestra vida, debe hacernos evadir todo lo malo.

Sé que quizás este devocional te resulte largo, pero también estoy segura que Dios tocará tu corazón mediante él. No seamos necios ni endurezcamos nuestros corazones. ¿Sabes cuántas veces me sentí sin Dios? Y al final, te das cuenta que no es Él el que está lejos de ti, sino tú de Él. Por último, el título del devocional, se debe a la conclusión que llego. Buscar a Dios, siempre, pero siempre, nos dará vida.

Buscad a Dios, y vivirá vuestro corazón.” (Salmo 69:32)

Así dice el Señor al reino de Israel: “Búsquenme y vivirán.” (Amós 5:4)


No hay condición


"Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero." (1 Juan 4:19)

Creo que tanto tú como yo conocemos la definición de “condición”. A lo largo de la semana, inconsciente o conscientemente ponemos condiciones frente a diversas situaciones. Por ejemplo cuando prestamos algo a un amigo o amiga, a la larga esperamos que sea con la condición de que nos lo devuelva. Cuando vamos a la universidad o al trabajo también cumplimos ciertas condiciones que se nos imponen (desde hacer silencio, a no tirar papeles en el piso o respetarse unos a otros).

Ahora bien, ¿Qué es el "amor condicional"?. Es un amor con condiciones. Nos han dicho nuestros amigos, nuestras parejas o gente cercana a nosotros “Te quiero porque se que puedo contar contigo”, “Te amo por como eres conmigo”, “Te aprecio mucho porque eres muy buen amigo”. No quiero que se mal interprete la palabra "condición" aquí, pero de algún modo el amor humano es CONDICIONAL. No amamos o queremos a alguien “porque sí”.

Cuando un amigo o nuestra pareja nos traiciona o se equivoca con nosotros, ese cariño que les tenemos ya no es el mismo. Inconscientemente si tú querías mucho a tu amigo, y éste se alejó de ti porque hizo otras amistades o por algún otro motivo, tú ya no lo quieres del mismo modo. Ese amor que le tenías era porque estaba cercano a ti, porque compartían cosas juntos, se escuchaban, se aconsejaban, se preocupaban el uno por el otro; cuando esto dejó de suceder, ese amor disminuyó.

En la primer carta de Juan capítulo 4:19 dice "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero". PORQUE Él nos amó primero. El ser humano nace con un vacío de Dios. Necesitamos buscarlo, amarlo, conocerlo, pero mucho antes de que nosotros existiéramos, Él YA nos amaba. Él nos amó primero, y por esa causa nosotros le amamos a Él.

La gran diferencia hermanos, es que el amor de Dios es INCONDICIONAL. Él no tiene condiciones para amarnos. Él no nos dice “Sólo te amaré si haces las cosas bien”. Claro que Dios quiere que le amemos y le seamos fieles, pero no nos lo pone como condición. Él con su amor provoca que nosotros le amemos con todo nuestro corazón sin tener que pedírnoslo. Él no te dice ÁMAME, Él te dice SÍGUEME. (Lucas 5:27).

En Romanos 5:8 "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." AÚN SIENDO PECADORES Dios nos AMA. Eso, sin lugar a duda, es un amor INCONDICIONAL. Los seres humanos no entendemos tal amor, está fuera de nuestro entendimiento. Cuando nos sentimos frente a una situación difícil, estamos débiles y muchas veces nos alejamos de Dios. Déjame decirte: Dios no se alejará de ti, ni en las cosas buenas ni en las cosas malas, puesto que su amor es INCONDICIONAL.

1ra Juan 4:16 "Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él." Permanezcamos en el amor incondicional de Dios. Aún con nuestros errores, nuestros pecados y nuestro amor condicional, Amemos a Dios. Porque saber que Dios nos ama es producto de nuestra fe; sentir Su Amor por nosotros es producto de nuestra relación con Él.


Dios, ¿Tiene sentimientos?


Muchas veces en el día, preguntamos a amigos o a conocidos “¿Cómo estás?”. Es un modo de saludarnos y de asegurarnos el estado de ánimo de la otra persona. Si te responde que está “bien, excelente, genial”, tu te alegras pues sabes que está feliz; si te responde que está “mal, deprimido, enojado”, tu tratas de escucharlo y ayudarlo.

Cuando alguien nos pregunta a nosotros cómo estamos, muchas veces pueden adivinarlo porque se nos nota en el rostro o en la actitud. Si te ven sonriendo, sabrán que estás alegre; si te ven con la cabeza gacha, lo más probable es que tu estés triste.

Ahora bien, ¿Alguna vez te has preguntado cómo está Dios? O mejor dicho, ¿Alguna vez le has preguntado a Dios cómo está Él?

En la biblia podemos observar algunos pasajes, en los cuales se demuestran Sus "estados de ánimo" si así se me permite decirles. Por ejemplo, veamos a Dios enojado:

"Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado." (Salmos 7:11-12) 

"Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición, yo procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados." (Levítico 26:27-28) 

Habla de un Dios enojado, furioso con hombres que han pecado y no lo oyen. Habla de un hombre que no se arrepiente ni le interesa recibir Su perdón. En este caso, Dios con su enojo asegura que aquellos que no se arrepienten y no lo escuchen, serán castigados.

En cambio, veamos ahora, a Dios triste:

"Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana." (Marcos 3:5) 

En este pasaje, Jesús sana la mano de un hombre en la sinagoga. Alrededor de él habían muchos hombres acusándolo y observándolo, creyendo que como era día de reposo, Jesús no lo sanaría. Esto a Dios lo entristeció, pues sus corazones eran duros como una roca, y no les importaba la vida del primer hombre.

Dios también puede estar decepcionado:

"Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad." (Jeremías 2:7) 

¿Cuántas veces Dios nos ha dado TANTO y lo echamos a perder o no lo valoramos? Muchas veces seguramente. Esto a Dios lo decepciona, ya que Él con todo Su amor, nos brinda todo lo que necesitamos y más; y aún así a veces lo hemos desperdiciado.

Y por último, el estado de ánimo de Dios feliz:

"Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios." (Deuteronomio 28:2) 

Dios desea llenarte de bendiciones, quiere que lo escuches, Él busca tu bien y quiere darte lo mejor para que tu también estés feliz.

"Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti." (Deuteronomio 28:7) 

Dios pelea tus batallas. Él no te deja caer, Él no quiere verte triste y derrotado ante tus enemigos.

Entonces hoy no quiero preguntarte “¿Cómo estás?”, hoy quiero preguntarte: ¿Cómo está Dios contigo? ¿Feliz, alegre, peleando tus batallas? o ¿Triste, enojado, decepcionado?. Anímate a preguntarle tu mismo a Dios cómo está Él. Si está triste, busca la forma de corregir tus errores, arrepiéntete y pídele perdón. Si está feliz, alégrate, pues el te colmará de bendiciones.


Aquel que te fortalece


Mientras esperan al Señor, muéstrense alegres; cuando sufran por el Señor, muéstrense pacientes; cuando oren al Señor, muéstrense constantes. (Romanos 12:12)

A veces parece difícil cumplir con lo que este versículo dice. Es difícil estar alegre cuando todo se está derrumbando, esperar cuando parece que ya no hay más tiempo, es difícil perdonar a alguien que nos ha ofendido, es difícil mantenerse en calma cuando estás desesperado y preocupado, es difícil tener fe cuando muchas situaciones diaras no nos dejan creer.

Pero a pesar de lo difícil que sea, por más duro que todo resulte, debes confiar en el Señor que te fortalece.

Sí, confiar en el Señor que te fortalece. Aquel que dio su vida por ti. Aquel que resignó su riqueza, poder y majestad en la tierra para humillarse y ser un hombre más. Aquel que te ama hasta el punto que te prometió que volvería a buscarte. Aquel que te enseñó que en los cielos hay un Padre que tiene todo el control.

Aquel mismo, Jesús, el que ha hecho más de lo que imaginas por ti, ¿No crees que te sacará de donde estás? ¿No crees que llegará el momento en que te dará Su paz? Yo te aseguro, que ese hombre, ese Dios, ese amigo, ese hermano, ese consolador, ese TODO que es Jesús, quiere fortalecerte.

Cierta vez leí una historia de un pintor. Este hombre, en una de sus obras, pintó el frente de una casa con la puerta de entrada. La gente estaba asombrada por la belleza de esa pintura, pero una persona notó que la puerta no tenía picaporte del lado de afuera ni cerradura. A esa casa no se podía entrar desde afuera.

"¿Pero cómo se supone que se entra a esa casa? ¡Esa pintura tiene falla!" y el hombre muy tranquilo les explicó: "Esa casa es el corazón del hombre, solamente se abre del lado de adentro. Cuando Jesús toca, es decisión del hombre dejarlo entrar". Es así, tú elijes si quieres quedarte encerrado con tus problemas y preocupaciones o decides abrirle la puerta a Jesús. Cuando Él esté en tu corazón, te llenará de Su paz.

Cuando esperes en Él, muéstrate alegre porque sabes que está contigo. Cuando sufras por Él y alguien te ofenda, sé paciente porque sabes que Dios te recompensará. Cuando ores, muéstrate constante y demuéstrale a tu Dios, que a pesar de todo, sabes que Él tiene el control.


No dejes que tu fuego se apague


“El fuego sobre el altar no deberá apagarse nunca; siempre deberá estar encendido.” (Levítico 6:13)

La antorcha olímpica es uno de los símbolos más importantes de los juegos olímpicos. Su origen es mitológico y es tradición, pero lo que me llama la atención es cómo cuidan, los encargados de llevarla, que su fuego no se apague nunca.

Pensando en eso, me vino aquel versículo a la mente. Es del antiguo testamento, en donde estaba aquel gran altar que Dios mandó a construir y donde había muchos holocaustos (ofrendas de animales) y otro tipo de ofrendas al Señor. Pero no importaba qué era lo que se ofrecía, el fuego que ardía debía ser siempre el mismo. Dios dio una orden directa de cuidar el fuego del altar.

A medida que avanza la Biblia, vemos cómo con la llegada de Jesús, hubo un nuevo pacto de Dios con su pueblo.

Pero vayan y aprendan lo que significa: "Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios." Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.” (Mateo 9:13)

Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos.” (Oseas 6:6)

No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios.” (Hebreos 13:16)

Creo que nos hemos quedado en la religiosidad del antiguo testamento, de creer que “sacrificarnos” por Dios ya no tiene sentido, ya que Dios no nos pide animales o trigo. Pero hemos perdido de vista, que Dios en realidad sí quiere sacrificios de nuestra parte. ¿Cuáles? Que seamos misericordiosos, que amemos a los demás, que busquemos conocimiento de Dios, que hagamos el bien, que compartamos. Es tan triste que a todo eso Dios lo llame “sacrificio”, porque no debería ni costarnos, pero la verdad es que sí nos cuesta.

Nos cuesta serle fiel a Dios. Nos cuesta ayudar o amar al que nos hirió. Nos cuesta perdonar la ofensa. Pero si queremos agradar a Dios con todo nuestro corazón, debemos entender que hay sacrificios que debemos hacer desde hoy y para siempre.

Y ahora quiero que entiendas qué tiene que ver la antorcha olímpica con todo lo que te he hablado. Nuestra antorcha de la vida debe arder con el fuego de Dios. Jamás, pero jamás debemos dejar que ese fuego se apague. Sé que has tenido ganas de bajar los brazos, sé que has intentado rendirte y has creído que los caminos de Dios no son para ti; pero hoy Dios te dice: “Tu fuego no debe apagarse, siempre debe estar encendido”.

La vida cristiana es y será sacrificada siempre. Debemos esforzarnos para llegar a la meta que es Jesucristo, todo lo demás viene por Gracia de Dios es cierto, pero debes de hacer tu esfuerzo. Debes mantener ese fuego de fe encendido.

Vemos tanta maldad en el mundo, y no sólo en el mundo, sino entre cristianos. Celos, envidias, chismes, egoísmo, orgullo, traición, decepción. Jesús ya lo anunciaba “Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.” (Mateo 24:12) ¿Lees bien? Hay tantos corazones que han conocido a Cristo y se han enfriado, sé que tú conoces al menos uno. Hoy te invito a que con tu antorcha, vayas a darle calor a esa persona. Recuérdale el amor de Dios.

Pablo le decía a Timoteo “Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana.” (2 Timoteo 1:7) Sé que no eres un cobarde, así que hoy te digo a ti lo mismo: Anímate a hablar de Cristo. Hablar de Él hará que tú puedas mantener encendido el fuego de alguien más.

Si has querido rendirte, alimenta tu fuego con Palabra de Dios. Lee más la Biblia, ora más, pero jamás dejes que la llama viva de Dios se apague en ti. Porque ¿Sabes qué? Eso es lo que te hace especial, brillar con la luz de Cristo.


¿Inteligente o Sabio?


“Cuando las cosas se piensan bien, el resultado es provechoso. Cuando se hacen a la carrera, el resultado es desastroso”. (Proverbios 21:5)

Usemos nuestra inteligencia para adquirir sabiduría.

Todos nosotros alguna vez hemos tenido un proyecto en mente que no pudo prosperar, un trabajo que fracasó, o alguna meta que no pudimos cumplir. No siempre esos proyectos son “malos” y por eso no se cumplen, sino que muchas veces no son la voluntad de Dios para tu vida.

Dios ha dejado dentro de nosotros a su Espíritu Santo, él es quien nos guía y nos ayuda a decidir qué está bien y qué está mal. Lo cierto es que, la Biblia misma lo dice, muchas veces creemos que hay cosas que hacemos que están bien pero ante los ojos de Dios no lo están.

El Salmo 90:12 “Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría” nos da una clave indispensable para prosperar en nuestra vida: Pedirle a Dios que nos enseñe. Él es el Gran Maestro. Nuestra mente, no sólo nuestro espíritu, debe estar llena de sabiduría. Debe desear la presencia de Dios, y por consecuencia, debe buscar la EXCELENCIA para Dios.

Es decir, cuando estamos llenos de sabiduría, entenderemos que los planes puestos primeros en las manos de Dios, tomarán una forma provechosa para tu vida. Los planes que fueron puestos primeros en tus manos, posiblemente fracasen o en algún momento terminen.

Con esto no quiero decir que nosotros no podemos pensar por nosotros mismos o que somos inútiles. ¡No! Estoy diciendo, que usemos nuestra inteligencia para adquirir SABIDURÍA, y así de la mano de Dios, poder iniciar aquellos proyectos que han sido creados en la mente de Dios, no en la nuestra.

Como humanos tenemos un defecto: nuestra vida terrenal es corta. Como Dios es eterno, hace las cosas a Su tiempo y ¡para nosotros nos parece muchas veces que actúa lento! Creemos que si las cosas no suceden YA en nuestras vidas es porque Dios ya ha dicho que NO. Hermanos: La sabiduría da paciencia. En Eclesiastés se nos dice claramente: “Todo bajo el cielo tiene su tiempo…” (Eclesiastés 3:1). No tratemos de apurar a Dios.

Mientras Dios actúa en silencio en nuestras vidas, nosotros debemos ocuparnos de buscar sabiduría. Porque claro, nuestra vida terrenal, nuestros minutos y días y horas, pasan volando. Así como a algunas frutas se les exprime su jugo para aprovecharlas al máximo, debemos exprimir nuestro tiempo para aprovecharlo al máximo. Tenemos que buscar la sabiduría de Dios en nuestro diario vivir.

Claro que nos equivocaremos, Dios ya lo sabe. Pero él prueba los corazones. El mismo proverbio de allí arriba, pero tres versículos antes dice: “A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones”. ¿Qué quiere decir esto? Que muchas veces actuamos por inteligencia, pero no por sabiduría. Creemos que lo que hacemos está en los sueños de Dios, pero cuando Dios ve nuestros corazones se da cuenta que nuestro fin con ese proyecto no es destinado para Su gloria sino para la nuestra.

Por eso mismo y sin más extenderme, creo que la clave para prosperar (socialmente, económicamente, familiarmente, en tus estudios, en tu trabajo) es usar nuestra inteligencia para adquirir sabiduría. Los planes hechos a las apuradas, rápido terminan. Pero los planes que están hechos de corazón para Dios, aquellos planes que cuando se cumplen dices “Gracias Señor por esto, la Gloria es para ti”, esos planes son los que a Dios agradan y los que hará que prosperen.

Puedes hacer esta oración si gustas: “Señor, sé que en más de una ocasión no te he tomado en cuenta en mis decisiones y proyectos. Te pido perdón. A partir de hoy, quiero que seas tú quien guíe mis pasos y me lleve a donde debo estar. Mi Dios, confío en Ti y sé que no me harás fracasar. Encomiendo mi corazón. Te busco con inteligencia y amor, para que me muestres tu sabiduría. Gracias por estar siempre conmigo y en mí. Amén.