Cuando aprendemos del Maestro


“Cuando las cosas se piensan bien, el resultado es provechoso. Cuando se hacen a la carrera, el resultado es desastroso”. Proverbios 21:5

Usemos nuestra inteligencia para adquirir sabiduría

Todos nosotros alguna vez hemos tenido un proyecto en mente que no pudo prosperar, un trabajo que fracasó, o alguna meta que no pudimos cumplir. No siempre esos proyectos son “malos” y por eso no se cumplen, sino que muchas veces no son la voluntad de Dios para tu vida.

Dios ha dejado dentro de nosotros a su Espíritu Santo, él es quien nos guía y nos ayuda a decidir qué está bien y qué está mal. Lo cierto es que, la Biblia misma lo dice, muchas veces creemos que hay cosas que hacemos que están bien pero ante los ojos de Dios no lo están.

El Salmo 90:12 “Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría” nos da una clave indispensable para prosperar en nuestra vida: Pedirle a Dios que nos enseñe. Él es el Gran Maestro. Nuestra mente, no sólo nuestro espíritu, debe estar llena de sabiduría. Debe desear la presencia de Dios, y por consecuencia, debe buscar la EXCELENCIA para Dios.

Es decir, cuando estamos llenos de sabiduría, entenderemos que los planes puestos primeros en las manos de Dios, tomarán una forma provechosa para tu vida. Los planes que fueron puestos primeros en tus manos, posiblemente fracasen o en algún momento terminen.

Con esto no quiero decir que nosotros no podemos pensar por nosotros mismos o que somos inútiles. ¡No! Estoy diciendo, que usemos nuestra inteligencia para adquirir SABIDURÍA, y así de la mano de Dios, poder iniciar aquellos proyectos que han sido creados en la mente de Dios, no en la nuestra.

Como humanos tenemos un defecto: nuestra vida terrenal es corta. Como Dios es eterno, hace las cosas a Su tiempo y ¡para nosotros nos parece muchas veces que actúa lento! Creemos que si las cosas no suceden YA en nuestras vidas es porque Dios ya ha dicho que NO. Hermanos: La sabiduría da paciencia. En Eclesiastés se nos dice claramente: “Todo bajo el cielo tiene su tiempo…” (Eclesiastés 3:1). No tratemos de apurar a Dios.

Mientras Dios actúa en silencio en nuestras vidas, nosotros debemos ocuparnos de buscar sabiduría. Porque claro, nuestra vida terrenal, nuestros minutos y días y horas, pasan volando. Así como a algunas frutas se les exprime su jugo para aprovecharlas al máximo, debemos exprimir nuestro tiempo para aprovecharlo al máximo. Tenemos que buscar la sabiduría de Dios en nuestro diario vivir.

Claro que nos equivocaremos, Dios ya lo sabe. Pero él prueba los corazones. El mismo proverbio de allí arriba, pero tres versículos antes dice: “A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los corazones”. ¿Qué quiere decir esto? Que muchas veces actuamos por inteligencia, pero no por sabiduría. Creemos que lo que hacemos está en los sueños de Dios, pero cuando Dios ve nuestros corazones se da cuenta que nuestro fin con ese proyecto no es destinado para Su gloria sino para la nuestra.

Por eso mismo y sin más extenderme, creo que la clave para prosperar (socialmente, económicamente, familiarmente, en tus estudios, en tu trabajo) es usar nuestra inteligencia para adquirir sabiduría. Los planes hechos a las apuradas, rápido terminan. Pero los planes que están hechos de corazón para Dios, aquellos planes que cuando se cumplen dices “Gracias Señor por esto, la Gloria es para ti”, esos planes son los que a Dios agradan y los que hará que prosperen.

Puedes hacer esta oración si gustas: “Señor, sé que en más de una ocasión no te he tomado en cuenta en mis decisiones y proyectos. Te pido perdón. A partir de hoy, quiero que seas tú quien guíe mis pasos y me lleve a donde debo estar. Mi Dios, confío en Ti y sé que no me harás fracasar. Encomiendo mi corazón. Te busco con inteligencia y amor, para que me muestres tu sabiduría. Gracias por estar siempre conmigo y en mí. Amén. 

Publicar un comentario