Lo mejor está por venir



Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. (Isaías 43:18-19)

No sé por qué la mayoría de los seres humanos, por un impulso irracional, sea cristiano o incrédulo, cuando llega fin de año examinan su vida y hacen una lista de metas y objetivos para el año siguiente. Todos en nuestro corazón tenemos proyectos y anhelos que deseamos cumplir. ¿Ya has hecho tu lista?

No sé qué tal haya resultado tu 2012. Quizás hayas comenzado la universidad, quizás no pudiste por falta de tiempo o de dinero. Quizás te aumentaron el sueldo tres veces, quizás perdiste tu trabajo. Quizás conseguiste pareja, quizás te rompieron el corazón. Quizás un familiar o amigo tuyo lejano vino a visitarte, o quizás falleció alguien muy cercano a ti. Yo no sé qué tal haya sido el balance de este año para ti, pero sí sé que Dios jamás te ha dejado solo.

A la hora de examinar y anotar cómo nos resultó este año, recordemos que la gracia y la misericordia de Dios estuvieron los 365 días con nosotros, sin importar las dificultades. No importa cuánto nos costó este año, siempre tenemos que mirar hacia delante, pues la cruz de nuestro Cristo está siempre al frente.

Pablo mismo tenía esto en cuenta: “Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante.” (Filipenses 3:13)

Lo mejor está por venir. Guarda en tu corazón estas palabras. No importa si este año quizás fue el mejor de tu vida, el siguiente será mejor. Porque los hijos de Dios vamos de gloria en gloria, de victoria en victoria y nuestro crecimiento espiritual jamás se detiene.

El sabio que escribió el libro de Eclesiastés nos da un gran consejo en cuanto a las preocupaciones que solemos tener al armar nuestra lista. ¿Lograré tal cosa el año siguiente? ¿Tendré el dinero para cumplir con esto? ¿Podré hacerme tiempo de servir al Señor?:

En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo: Hoy nacemos, mañana morimos; hoy plantamos, mañana cosechamos; hoy herimos, mañana curamos; hoy destruimos, mañana edificamos; hoy lloramos, mañana reímos; hoy guardamos luto, mañana bailamos de gusto; hoy esparcimos piedras, mañana las recogemos; hoy nos abrazamos, mañana nos despedimos; hoy todo lo ganamos, mañana todo lo perdemos; hoy todo lo guardamos, mañana todo lo tiramos; hoy rompemos, mañana cosemos; hoy callamos, mañana hablamos; hoy amamos, mañana odiamos; hoy tenemos guerra, mañana tenemos paz. (Eclesiastés 3:1-8)

Deja esa lista por un momento. No la comiences aún. No te estreses de antemano. Espera, analiza cómo ha sido Dios contigo este año, y luego de descubrir lo maravilloso que ha sido Él contigo, puedes escribir tus objetivos. Hay un tiempo para todo, no un tiempo humano, sino el tiempo de Dios.

Debes recordarte día a día que “El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.” (Salmos 23:6) Todos los días del 2013, serán controlados por la mano poderosa de Dios. Lo mejor está por venir.

Antes de armar tus objetivos humanos, enfócate en lo espiritual: Pide a Dios que te conceda este año ser santo, humilde, celoso y paciente. Que te permita tener una comunión más íntima con Él y que puedas pasar más tiempo en su presencia. Pídele que te haga un ejemplo y una bendición a otros, y que te ayude a vivir más para Su gloria.

¿Ahora sí estás listo para recibir el 2013 junto a Dios? No te rindas, lo mejor está por venir.

Feliz año nuevo y que Dios ilumine tu vida.

Navidad es Jesús



Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. (Isaías 9:6)

Navidad, Navidad, dulce Navidad. Pero ¿Qué sucede en Navidad?

Teóricamente se celebra el nacimiento de Cristo, pero bíblicamente hablando, no está escrita la fecha exacta en la que nació Jesús. ¿Entonces por qué se celebra? ¿Es correcto celebrarla? ¿Es pecado? ¿Qué pasa con Santa Claus/Papá Noel?

Quiero dejar en claro antes de escribir este devocional, que en mi opinión no hay una “Navidad secular” y una “Navidad cristiana”, sino que hay una “Navidad tradicionalista” y una “Navidad espiritual”.

Hoy recibí un comentario, que me exhortaba a no celebrar la Navidad ya que Jesús dijo en Su palabra que recordemos su muerte y resurrección, mas de su nacimiento no mencionó nada. A lo que me dijeron, que era incorrecto celebrar esta fecha.

Pero en mi mente está la historia de los sabios que fueron a visitar a Jesús el día de su nacimiento con oro, incienso y mirra. Sí, los famosos “reyes magos” recorrieron el desierto, siguiendo una estrella, sólo para llegar a los pies de este niño a ofrecer lo que tenían.

Yo no sé si exactamente Jesús nació un 24 de diciembre, pero sí sé que ciertamente un día nuestro Salvador nació, y si bien lo celebramos todos los días, considero que esta fecha es una llamada de atención espiritual para examinar nuestras vidas.

He aquí que me refiero a la “Navidad Espiritual”. La Navidad es, en mi opinión, una época en la que Jesús nos llama a recordar el propósito por el cual Él vino a esta tierra. Es una profunda reflexión sobre qué estamos haciendo con nuestras vidas, si estamos obedeciendo a su llamado o no, si estamos haciendo valer su sacrificio o no, y por sobre todo, si estamos llevando su mensaje de amor o no.

No creo que sea incorrecto celebrar la Navidad, ya que a un nivel espiritual, es necesario ponerse a examinar el propósito hacia el cual estamos caminando. Si por Jesús cruzaron reyes, sabios, pastores, pueblerinos llevando sus ofrendas el día en que nació, ¡Cuánto más tenemos que ofrecerle nosotros día a día!

¿Es incorrecto dar regalos a nuestros familiares, armar el arbolito de Navidad y llevar la tradición de Papá Noel? Yo en lo personal, tengo una opinión muy formada al respecto desde que me he convertido en cristiana. La “Navidad Tradicionalista” como la suelo llamar, no es incorrecta mientras no se veneren los obsequios o a Santa Claus.

Amo los arbolitos de Navidad, las decoraciones navideñas, las luces, los fuegos artificiales, mas no las venero.

Mi mayor regalo de Navidad fue mi Salvación y es algo muy grande para entrar en la bolsa de regalos de Papá Noel. Mi Salvación fue nacida en un pesebre humilde, fue un niño que padeció la pobreza, se hizo hombre y murió por mis pecados. Él entró en un burro a la ciudad, y no en trineo. Mas quien fue crucificado fue este gentil hombre y no un anciano barbudo que reparte regalos.

Dejemos de ser religiosos. Si predicamos que celebrar la Navidad es incorrecto o es pecado, ¿Cómo sabrán que alguna vez, les fue nacido un Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz? Llevemos un mensaje de amor en esta Navidad.

Entendamos que los regalos, los arbolitos, Papá Noel y los renos, es tan sólo una inocente tradición que trata de reunir a las familias, de compartir un momento junto a los seres queridos y tener una noche de paz. Mientras que no perdamos en nuestro corazón la navidad espiritual, y reconozcamos que el centro de nuestra Navidad es Jesús, nada será tomado como pecado.

Jesús nació un día, quizás la Navidad sea su cumpleaños o no, pero en nuestros corazones no olvidemos recordar que ese niñito que una vez nació en Belén, nos amó hasta la muerte.

Feliz Navidad y que Dios siempre te bendiga.

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)

Un encuentro con Jesús


Sábado 8 de Diciembre del 2012, es una fecha que no olvidaré jamás.

Les cuento que Argentina es un país poco evangelizado, si bien hay iglesias cristianas y de otras denominaciones, se predica un evangelio muy diluído en la mayoría de las iglesias. Hace veinte años fue el último avivamiento en mi país, donde grandes hombres fueron levantados para predicar la Palabra de Dios y las iglesias se llenaban de almas necesitadas de Su presencia.

Con el avance de los años, la tecnología y las distracciones influyeron mucho en que las personas se alejaran de las iglesias, se perdieran en el mundo como sucedió en muchos países con la globalización. La iglesia perdió su fortaleza y los cristianos perdieron su luz. Pero ¿Eso significa que Dios se fue? ¿Que nos dejó solos? ¡Claro que no!

Hoy fue una noche maravillosa en mi vida. Una convención cristiana se dio a lugar en mi país, denominada “Cruzada de Milagros y Avivamiento”, organizada por la iglesia Rey de Reyes, a cargo del pastor Claudio Freidzon y su mujer Betty, además de contar con la presencia de Lilly Goodman. Jamás había escuchado a este hombre predicar, pero sí es muy conocido en mi ciudad.

En mi país no es muy común este tipo de eventos cristianos, sólo de esta magnitud he conocido el “Superclásico de la juventud” de Dante Gebel que es realizado cada dos años aquí, pero como yo apenas hace dos años soy cristiana, no pude ir al anterior.

Mis expectativas no eran específicas, quería dejarme sorprender por Dios. Les comento que he venido atravesado duras pruebas. Tuve muchos meses con depresión, llorando cada noche por las dificultades que me tocaban atravesar. Y esto me refiero a una ruptura amorosa, junto con traiciones de amistad.

Yo sólo anhelaba Paz, volver a la Paz que Dios me ofrecía.

Ingresando a este Estadio donde fue realizada la cruzada, me encontré con 30mil personas de diferentes países, ciudades, pueblos, naciones, reunidas a una voz para honrar el nombre de Jesús. Desde ese momento, quedé sin palabras.

Treinta mil personas danzando, alabando, cantándole a nuestro Señor. Lágrimas, gritos, toques del Espíritu Santo, don de lenguas, milagros, presencia de Dios, todo eso fue lo que experimenté en apenas 3 horas.

Jamás clamé por tantas almas como en esta noche, jamás oré a viva voz por gente que quizás jamás conoceré, jamás sentí tantos ángeles cubriendo ese lugar, jamás seré igual después de hoy.

No se trató del evento, no se trató de las 30mil personas allí reunidas, no se trató de la fama del pastor o la cantante, se trató de que la presencia de Dios tocó mi vida y tuve un encuentro con Jesús.

Cuando te encuentras con Jesús, en la intimidad, nunca sales igual. Ve hoy a tu intimidad con Él. Necesitas salir de ese pozo en el que estás, porque la mano de Dios está queriendo asirte. ¿Sabes? Hay una palabra que quedó grabada en mi corazón: Al finalizar cada día, podemos decir “Soy hijo de Dios”. Soy hijo de Quien todo lo puede. Soy hijo de quien no descansa para darme descanso a mí. Entreguemos nuestras cargas a Él. No demos un sólo paso más si Su presencia no va con nosotros.

Que Dios te bendiga y toque tu corazón cada vez que vayas a su trono.





Tengo un amigo homosexual


Tengo un amigo gay. Se llama Lorenzo y lo amo con todo mi corazón. Hace meses le vengo hablando del amor de Dios. Le he contado que el Señor Jesús vino a la tierra a morir por sus pecados y que El Señor no está de acuerdo con su forma de vida, pero que eso aun así lo ama con y quiere darle una oportunidad de conocer una vida diferente y mucho mejor.

He logrado llevarlo un par de veces a la Iglesia y ha escuchado la palabra y ha entendido cosas y de a poco veo que Dios está haciendo una obra en él. Pero hace unas semanas pasó algo. Vio un anuncio en Facebook de una llamada “MARCHA DE VALORES” donde hablaban de marchar en contra del “matrimonio gay”, “adopción de niños a parejas homosexuales” y “cambio de identidad”.

Entonces me dijo que no iba a volver más a la Iglesia conmigo ya que no se sentía a gusto en un lugar donde había gente que organizaba una marcha en contra de sus derechos. Debo admitir que hirió mi orgullo “evangélico” y comencé a explicarle acerca del pecado, del cielo y el infierno. Luego de varios minutos de defender “mis convicciones” teológicas me miró a los ojos y me dijo:

Amigo, en todas partes nos dicen que está mal lo que hacemos, y la mayoría de nosotros dentro nuestro lo sabemos. Ya no necesito gente que me diga que está mal lo que hago, necesito gente que me muestre y me acompañe en el camino a encontrar una vida mejor.

Debo confesar que me enojé, me despedí y no le di la razón para nada ya que yo soy quien obviamente tiene la Verdad y la “razón”, por supuesto, soy cristiano.

De regreso a casa sentí una voz que me decía: “Misericordia quiero y no sacrificio.” Confieso que comencé a reprender “diablo inmundo, diablo inmundo”, pero esa voz seguía retumbando en mi interior “Misericordia quiero y no sacrificio”.

De repente me vino una imagen: El Señor, sentado en una gran mesa gustando una rica cena, rodeado de gente, prostitutas, publicanos, homosexuales, etc. Él les hablaba todas estas cosas que yo le había hablado a mi amigo que yo sé que son verdad. Pero era diferente, Él antes de hablarles estas cosas los había traído a “sentarse a la mesa junto con Él”. Estas personas lo escuchaban y algunas lloraban sintiendo el amor de Jesús y el deseo de cambiar. De repente se me fue la imagen y sentí un peso en mi mano, me miré y tenía una piedra. La solté en el suelo y seguí mi camino a casa.

Llegado a casa reflexione en todo lo que había vivido esa tarde. Sé que mis hermanos que organizaron la marcha lo han hecho con la mejor intención y seguramente esté allí para apoyarles. Pero me di cuenta que primero debemos empezar por casa, por lo que haré una marcha yo solo en contra de mi falta de misericordia, en contra de mi vanidad, en contra de mis celos, en contra de las palabras que hablo de más y tantas otras cosas que debo cambiar.

Es más, pensándolo bien, haré una marcha todos los días por mi santidad y para que en mi vida se vea la presencia de Jesús; porque sé, que a mí seguramente me rechacen, pero si pueden verlo a Él en mí, ya no tendré que decirles lo que está mal, porque ellos solos vendrán a buscarlo a Él y Él se los dirá.

ANÓNIMO.


¡Llama al 91:1!

Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación. (Salmos 91:14-16)

Todos hemos visto en películas o en programas de televisión que el número de emergencias en los Estados Unidos y en otros países es el “911”. Es simple, frente a un robo o algún accidente, cualquier persona que tome un teléfono está a sólo 3 números de tener la solución a su problema. Desde un niño a un adulto, un joven o un anciano, pueden llamar y ser atendidos al llamar a aquel número.

Pero ¿Qué pasa cuando el problema es interior? ¿Cuando el problema no es un robo o un accidente, sino debilidad espiritual? ¿Cuándo quieres emprender un nuevo proyecto y no sabes si es la Voluntad de Dios? Déjame decirte algo, también estamos a 3 números de la solución, no es el “911”, sino el “91:1”, estoy hablando delSalmos 91:1.

Nosotros vivimos bajo la protección de Dios, estamos bajo Su cuidado, pero hoy no vengo a hablarte sólo de llamar a Dios cuando estés afligido, sino cuando estés contento. A veces pareciera que las “llamadas de emergencia” son sólo cuando estamos en medio de un problema. Las llamadas de emergencia deberían de ser en todo momento y en toda situación.

Dios mismo les dirá a sus ángeles que nos cuiden por todas partes. Los ángeles nos llevarán en brazos para que no tropecemos con nada; andaremos entre leones y serpientes, ¡y los aplastaremos!” (Salmos 91:11-13).

En otras palabras esto sería “Andarás en cualquier tipo de terreno y triunfarás”. ¡En ese sentido, tu “llamada de emergencia” no debería de ser para pedir, sino para agradecer!

Creo que muchas veces Dios espera que agradezcamos más, pidamos menos, para Él bendecirnos aún más. Ya sabemos que estamos bajo Sus alas, que estamos cuidados, que somos Sus hijos, que Él nos ama, que no debemos de preocuparnos, ¡Agradécelo!

Haz una llamada de emergencia hoy al 91:1, lee aquel Salmo y fíjate CUÁNTO tienes por agradecer. Te aseguro más de lo que lo haces. “Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.” (Salmos 91:7). Agradécele hoy a tu Señor, todo lo que debieras agradecerle día a día.

Tienes un teléfono: Biblia; tienes un número: 91:1; tienes quien te atienda: Dios. ¿Qué esperas para llamarlo?


Hijos del Dueño


Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. (Gálatas 3:26)

Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: “¡Abba! ¡Padre!” Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero. (Gálatas 4:6-7)

Por lo general, en las empresas de gran prestigio, siempre hay un “dueño”. A su vez, hay empleados, pero no sé si notaste que, como en las películas, los “dueños” cuando ya están demasiado ancianos para manejar la compañía, la dejan en mano de sus hijos.

Hijos del dueño. Aquellos que tienen el mismo poder que su padre dentro de la empresa. Los empleados se acostumbrar a tratar con respeto a los hijos del dueño, ya que quizás en un futuro éstos sean los dueños de la empresa o bien, pueden comentarle a su padre de una mala actitud de los empleados y conseguir que los despidan.

Los hijos del dueño a su vez, no pueden hacer quedar mal a su padre, el dueño de la empresa. Eso haría que le pierdan respeto sus empleados o que la compañía quiebre por falta de responsabilidad. Son respetuosos, medidos, obedecen a su padre y tratan a todos con cuidado.

¿A qué voy con esto? A que nosotros también somos Hijos del Dueño. Y no de una empresa, sino Hijos del dueño del mundo. Y tú dirás, pero ¿No es el diablo el dueño del mundo? No, hay un grave error sobre éste concepto. La Biblia dice: “Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.” (Salmos 24:1)

Satanás domina el mundo, pero no es el dueño. El mundo es nuestro, se nos fue dejado a nosotros como herencia para predicar el evangelio. El mundo es de nuestro Dios, Él lo creó por y para Su gloria, y es un privilegio el poder vivir en él.

¿Nos estamos comportando como hijos del dueño? ¿O estamos sirviendo al que domina el mundo, el diablo?Nosotros debemos obedecer a nuestro Padre, no debemos humillar Su nombre. Exaltémoslo con nuestras actitudes, logremos que la gente vea en nosotros una actitud de humildad y no de soberbia.

Somos hijos del dueño, herederos del Reino, pero no debemos jactarnos por eso; sino más bien, ser humildes como Jesús lo fue, humillarnos y buscar a los que están necesitados de Su paz.

Seamos respetuosos con quienes no han conocido a Dios, porque no somos perfectos, alguna vez también fuimos ignorantes y despreciamos el amor del Señor. Tratemos de ser pacientes y comportarnos como debemos.

Recuerda que en este mundo tienes una misión, un propósito. El mundo es tu herencia, las almas son tu recompensa para la gloria de Dios. Tu empleo es el mejor pago del universo ya que tienes la Vida eterna asegurada. Y por sobre todo, tu seguro de vida es Jesús mismo. No lo olvides: Eres un hijo del Dueño.


¿Nos olvidamos del amor de Dios?


Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? (Malaquías 1:2)

Hoy no quiero extenderme, pero sí recordarte esta historia tan poco mencionada de la Biblia. Dios envió a Malaquías con un mensaje para los israelitas.

El pueblo de Dios estaba preocupado, había perdido la esperanza. Se habían olvidado de dónde los había sacado Dios. Y el mensaje de Dios fue:

Yo soy Malaquías. Dios me dio la orden de comunicarles a ustedes, los israelitas, este mensaje: Israelitas, Dios los ama. -Y ustedes preguntan: ¿Y cómo nos demuestra ese amor? -Dios les responde: Recuerden, israelitas, que yo preferí a Jacob y no a Esaú, a pesar de que Esaú era su hermano mayor. Recuerden también que yo convertí en un desierto la tierra de Esaú, a pesar de que era una región montañosa. Ahora sólo viven allí los chacales. Si los descendientes de Esaú intentan reconstruir su país, yo les aseguro que volveré a destruir lo que ellos construyan. La tierra de Esaú será conocida como “el país de la maldad”, y su pueblo será conocido como “el pueblo con el que Dios siempre está enojado”. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juró que así será. Ustedes lo verán con sus propios ojos, y entonces dirán:¡La grandeza de nuestro Dios va más allá de nuestras fronteras!” (Malaquías 1:1-5)

Si bien el mensaje habla de destrucción, lo que les está diciendo es: Yo siempre los he protegido y los protegeré de sus enemigos. ¿Por qué dudan? ¿Por qué dudamos?

Cuando atravesamos una situación difícil en nuestras vidas, lo primero en que pensamos es “Dios me abandonó”. ¿Cuántas veces Dios debe decirnos que Él es fiel, para que nosotros le creamos?

Entiendo que estés en problemas, que no sepas qué hacer, que cargues con dolor, que tengas una herida que está costando sanar, que estés atravesando desiertos emocionales, espirituales o materiales. Pero ¿Recuerdas de dónde te sacó Dios?

Dios fue el mismo que te formó en el vientre de tu madre. Dios fue el mismo que puso personas en tu vida para que tú llegues a Sus pies. Dios fue el mismo que te bendijo con la vida eterna. Dios es el mismo que permite que estés leyendo esto ahora. Dios nunca te ha dejado solo.

Si hasta este devocional dudabas de la fidelidad de Dios, por favor recuerda esta historia de Malaquías. No cierres tus ojos espirituales como lo hicieron los Israelitas; tienes a tu Señor diciéndote: “Hijo mío, yo te amo. Hija mía, yo te amo.

Dios ya te ha demostrado su amor en la cruz, y eso no le bastó, sino que cada día lo demuestra al permitirte despertar. Él es quien vela tus sueños, Él es quien prepara tu futuro, tu eternidad, Él es quien prospera cada área de tu vida cuando se la entregas. ¿Por qué sigues dudando?

Si has perdido la esperanza, si tu corazón se ha apartado del amor de Dios, si has tenido dudas en tu alma que te desgarraron la fe, hoy te digo: Dios te ama. No importa tu pasado, no importan tus errores, importa que si caíste siete veces hoy te levantes ocho y te tomes de la mano de Dios. Él está esperándote, Él es fiel.


¡Quitamancha!


Ustedes ya están limpios, gracias al mensaje que les he anunciado. (Juan 15:3)

De acuerdo con su plan, Dios el Padre decidió elegirlos a ustedes, para que fueran su pueblo. Y por medio del Espíritu Santo y de la muerte de Jesucristo, Dios los ha limpiado de todo pecado, para que lo obedezcan. (1 Pedro 1:2)

“Cierto día paseaban juntos un fabricante de jabón y un predicador; y en el curso de la conversación, el fabricante, quien era incrédulo, le dice al predicador: - El evangelio que usted predica señor, no me parece haber tenido mucha eficacia, pues veo que en el mundo abunda la maldad y hay todavía personas malas- . Más adelante encontraron a un niño que estaba jugando en el barro de la calle, y se hallaba completamente sucio. Al verlo en este estado, el predicador se valió de la oportunidad y volviéndose al fabricante de jabón le dijo: -Señor, el jabón que usted fabrica no parece haber tenido mucha eficacia, porque veo que en el mundo abunda la suciedad y hay muchas personas sucias- . -¡Ah!- respondió el fabricante – es que mi jabón sólo quita la suciedad cuando se aplica sobre lo sucio- . -Exactamente lo mismo replicó el predicador– es lo que sucede con el evangelio. Sólo quita la maldad y limpia de ella, cuando el pecador se lo aplica a su corazón manchado de pecado.”

En la Biblia hay muchos versículos que hablan de cómo Cristo nos ha lavado con su obra en la cruz.

Yo compré mi primera Biblia antes de convertirme en cristiana. En ese entonces solamente escuchaba algunas prédicas y leía devocionales, hasta el día en que compré mi Biblia. Recuerdo que entré a la librería algo tímida y pregunté por la Biblia que yo quería, el vendedor me dijo que tenían muy pocas y que no se les permitía venderlas todavía, pero me pidió que lo aguardara un momento. A los 20 minutos volvió con una gran sonrisa en su rostro y me dijo “Hermana, esta Biblia es suya”. ¡Jamás había sentido tanta felicidad!

Desde ese momento supe que Dios quería que yo leyera Su palabra. Al leerla me emocionaba, llegué a reír, llorar, admirar a ciertos personajes, pero lo que más me alegraba era saber que había alguien que quería darme una Nueva vida, quería quitarme las “manchas” que me gobernaban, quería amarme y usarme para un propósito mayor. Hoy puedo decir a toda voz: ¡Cristo me lavó, perdonó, salvó, justificó, redimió y me dejó volver a nacer!

Esto me recuerda a la canción “Quitamancha” del grupo Rescate (por eso el título de este devocional), la canción dice: “¿Cómo poder ablandar una vida tan dura? ¿Cómo poderme frenar en un mundo que apura? ¿Cómo quitarme la mancha que me hace morir? ¿Cómo sigo parado, si miro a cada lado? Si miro para arriba encuentro la salida. Libera de la pena y quita la condena. La palabra que siento no se la lleva el viento. Si me pudiste ablandar una vida tan dura, si me pudiste frenar en un mundo que apura, si me quitaste la mancha y me haces vivir.

Si aún sientes culpa por tus pecados, vuélvete a Dios, Él quiere perdonarte y lavarte. Quiere que seas una nueva criatura. Lee la Biblia, ella fue escrita no sólo para sernos de guía sino para demostrarnos que estamos equivocados, para demostrarnos que no somos perfectos pero que hay un Perfecto que quiere tocar nuestro corazón.

No importa tu pasado. Él lo perdona, ordena tu presente y prepara tu futuro; pero busca primero el Reino de Dios y Su justicia, y todo lo demás te será añadido. (Mateo 6:33) ¡Ya no sientas vergüenza del evangelio, sacúdete las manchas con el amor de Cristo y vuelve a empezar!


Identidad divina


En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. (Filipenses 3:20)

Hace unos días tuve que hacer unos trámites. Desde siempre he tenido la costumbre de cargar conmigo mi documento de identidad a donde sea que vaya, simplemente por si algo me sucediera allí figuran mis datos o muchas veces cuando debo pagar alguna compra o alguna factura, me lo suelen pedir para comprobar mi identidad.

Salí de mi casa, llegue al lugar donde debía hacer el trámite, me pidieron mi documento de identidad y ¿qué pasó? Me lo había olvidado. Justo el día que lo necesitaba, lo había olvidado en el cajón. Regresé a mi casa y ya volví al otro día con el documento en mi mano.

¿A qué quiero llegar con esto? A que ese simple hecho me hizo reflexionar.

En 2da a los Corintios 5:17 podemos leer “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Cuando hemos aceptado a Cristo en nuestro corazón como nuestro Señor y Salvador, nuevas criaturas somos, tenemos una IDENTIDAD nueva.

Ya esa vieja identidad, no está más, el Espíritu de Dios se ha movido en nosotros y nos ha hecho nuevos. Y a esto me refería con la anécdota que les he contado: ¡Esta nueva identidad NO podemos olvidarla guardada en un cajón! No podemos ser Cristianos sólo en la Iglesia o dentro de nuestra casa. No podemos utilizar esa identidad sólo cuando queremos. Ni tampoco el día en que Cristo vuelva podemos decirle “No Señor, hoy olvidé mi cristianismo en el cajón.”

Dios nos dio esta nueva identidad en Cristo, y nos hizo directa y firmemente “Ciudadanos del Cielo”. Nuestra identidad terrenal ya no tiene poder sobre nosotros.

En algunos países está permitido poseer algo que se llama “doble ciudadanía”, eso significa que tú eres ciudadano del país en el que naciste pero por medio de trámites, también puedes ser ciudadano de otro país. En el Reino de Dios tal cosa NO puede suceder. Tú no puedes ser Ciudadano del Cielo y al mismo tiempo ser Ciudadano del mundo. No podemos tener una identidad terrenal y otra espiritual.

¿Tienes esta nueva IDENTIDAD guardada en un cajón? Invito a que la saques de allí, quítale el polvo y sé valiente al llevarla contigo. ¡Alégrate de ser un Hijo de Dios y de ser un Ciudadano del Cielo! Allí nuestro Salvador nos espera, para gozar junto a Él las maravillas de nuestro Padre.

Esa ciudadanía celestial refleja el carácter de Cristo a través de ti. Debemos ser conformes al corazón de Dios, para que quienes no le conocen, vean a Jesús mismo en nosotros sin necesidad de pedirnos nuestra credencial divina. No te avergüences, tu lugar en el cielo tiene un propósito. Dios te bendiga.


No tengo más fortaleza


“Aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.” (2 Corintios 13:4)

A veces, las situaciones adversas de la vida, llevan a desesperarnos y a desviarnos del propósito de Dios. ¿Por qué? Porque buscamos las soluciones en el lugar equivocado.

Hoy con este devocional, sólo quiero hacerte entender antes de que te rindas, que puedes salir adelante, que hay una salida a tu dolor, y ésta se llama: Amor y Fidelidad de Dios.

Cuando pruebas esas dos facultades de nuestro Señor, comprendes que nada de lo que pueda sucederte puede quitarte de las manos de Dios. Jesús mismo lo dice en Juan 10:28-29: "Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar."

Sí, es cierto que los desiertos son dolorosos, pero para eso quiero explicarte el versículo del comienzo y que comprendas dónde encontrar la solución cada vez que quieras rendirte.

Jesús no fue un superhéroe. No fue un hombre millonario de doble identidad, ni un Superman ni un Batman. No vino a ser conocido, sino a hacer a los más débiles y humildes conocidos. Él predicaba sin que le paguen, sin que le ofrenden, sino que sólo obedecía a Dios y continuaba su paso en esta Tierra sin perder el enfoque de Su propósito.

Pero Jesús era débil. Sí, así como lo lees: Jesús era débil. Y quizás pienses, 'Si mi Señor era débil, ya estoy perdido, ¿De dónde sacaré mis fuerzas?'. Pero el mismo versículo del comienzo lo dice: El Poder de Dios estaba en Él. Jesús oraba, necesitaba de la oración, así como también ayunaba. Jesús lloró y sufrió como un hombre más.

Tú eres débil, eres humano, eres pecador, te equivocas, eres tentado, pero hay algo que desde que aceptaste a Cristo no podrá apagarse jamás: El Poder de Dios en ti.

Claro que ese Poder no actuará si no crees que éste está en ti. Ese Poder no actuará si no oras, si no lees la Palabra para alimentarlo o si no hablas constantemente con nuestro Dios. ¿Ya sabes entonces dónde está la respuesta y solución a todo? En ti, porque en ti habita Jesús.

Dale el lugar que merece en tu vida. Entiende una vez más, que sin Él, nada podemos hacer ni nadie podemos ser. Jesús es nuestra fuente de vida, nuestro alimento para vivir fortalecidos.

He estado atravesando muchas tormentas en mi vida últimamente, y cuando busqué a Dios por respuestas, Él me dijo: “No busques respuestas, tan sólo búscame a mí. Yo estoy dentro de ti, no hay Poder más grande que tengas, que el de ser mi Hija.

Cristo fue crucificado, y tu debilidad fue crucificada junto con Él. Eres fuerte en Cristo. Créelo, declara en tu vida fortaleza, di: TODO, TODO, TODO, TODO lo PUEDO en CRISTO que me FORTALECE. (Filipenses 4:13) Que ese versículo no sea "uno más" en tu corazón, sino que desde hoy, sea tu motor de vida. Dios te bendiga.


¿Por qué decimos NO a Halloween?


Pónganlo todo a prueba, pero quédense nada más con lo bueno. (1 Tesalonicenses 5:21)

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas. (Mateo 15:8-9)

"Todos lo celebran", "No tiene nada de malo", "Es sólo por diversión", "Lo hago porque lo hacen mis amigos", "Es sólo disfrazarse", éstas y muchas otras excusas he escuchado de gente a la que le han preguntado "¿Por qué celebras Halloween?". La verdad es que la mayoría de la gente (cristiana o no cristiana) no conoce el verdadero significado de esta "fiesta". Muchos lo hacen por diversión o por tradición, pero allí está el problema, no saben realmente lo que están haciendo.

Halloween surgió de una festividad céltica llamada Samhain. Los Druidas, que eran los sacerdotes de las sociedades célticas antiguas, creían que la fiesta de Samhain la frontera entre los vivos y los muertos era perforada, dejando libres a los demonios, las brujas, y los duendes para perseguir y acosar a los vivos, dañar a las cosechas y causar todo tipo de problemas. Ellos enseñaban que para hacerse inmune a sus ataques, la gente debía disfrazarse como brujas, diablos, o personas macabras, y así procurar ahuyentar (o desviar) a los espíritus malos. También debían tallar grotescas en calabazas e iluminarlas con velas, y luego colocarlas en las ventanas de las casas para que los espíritus las vieran y no se acercaran.

Luego, se la confundió con la celebración de las iglesias de ese entonces, del primer día de Noviembre, en la cual se recordaban a los santos muertos, se la llamaba "Víspera de todos los santos" (de allí deriva la palabra Halloween: All Hallow’s Eve). Pero Satanás empezó a actuar. Sectas comenzaron a tomar este día como una celebración en la cual rendir culto al "señor de la muerte". Hoy en día muchas sectas satánicas alrededor del mundo usan este día para hacer sacrificios a Satanás. Sí, así como lo lees por si no lo sabías, en Estados Unidos días antes de esta celebración desaparecen niños y gatos negros. El diablo ha pervertido la mente de esta gente, no podemos permitirnos participar de algo así.

Los niños, inocentes sin saber lo que significa, se disfrazan de brujas, adivinos, esqueletos, vampiros, zombies, demonios, y todo eso pertenece al lado oscuro del diablo. Si tú eres madre o padre, trata de cuidar a tus niños, instrúyelos y explícales lo que esto significa. Si eres adolescente, no te dejes llevar por el "qué dirán" si no celebras esto. Sé firme en tu fe, tú llevas luz dentro. ¡Nunca jamás la oscuridad podrá ganarle a tanta luz!

Ora por esas almas, dile que sí a Cristo y NO a los engaños del enemigo. Ya sabes que la mayor mentira del diablo ha sido hacerle creer a la gente que él no existe, que él no hace mal a nadie, que el pecado no significa nada. Muchos dicen que esta celebración "no tiene nada de malo", y eso es lo que el enemigo les ha hecho creer, les ha puesto en su mente que es algo indefenso. Pero a la verdad Dios nos ha llamado para ver todo con Sus ojos y examinar todo. La Biblia dice “Examinadlo todo, retened lo bueno”. ¿Crees que esto es bueno?

Bueno es sólo Dios. Sigamos sus enseñanzas. No seamos como nuestros antepasados que le fallaron a Dios y por eso Él mismo dijo "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Yo quiero que mi corazón lo alabe con todas sus fuerzas, yo quiero aprender a examinarlo todo y a retener sus enseñanzas. Yo quiero ser luz en medio de tanta oscuridad.

No se dejen engañar con ideas tontas, pues por cosas así Dios castiga terriblemente a quienes no lo obedecen. Así que, no tengan nada que ver con esa clase de gente. No conocer a Dios es como vivir en la oscuridad, y antes ustedes vivían así, pues no lo conocían. Pero ahora ya lo conocen, y han pasado a la luz; vivan entonces como corresponde a quienes conocen a Dios, pues su Espíritu nos hace actuar con bondad, justicia y verdad. Traten de hacer lo que le agrada a Dios. No se hagan cómplices de los que no conocen a Dios; al contrario, háganles ver su error, pues sus hechos no aprovechan de nada. ¡La verdad es que da vergüenza hablar de lo que ellos hacen a escondidas!” (Efesios 5.6-12)

Nosotros decimos NO a Halloween porque Jesús dijo SÍ a nuestra vida. Negamos celebrar a los muertos, porque nuestro Señor los resucitaba. Alabamos a un Dios vivo, la muerte ya no tiene poder sobre nosotros.

Analiza esto y enseña a quien aún no lo sepa. Seamos luz en este día de oscuridad. Si tú como cristiano celebras este día, ¿Cómo los que no son cristianos van a tomar de forma seria las cosas de Dios? Sé ejemplo. Cuida tu espíritu y busca de Dios.


En foso de leones


Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas, que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino. (Daniel 6:3)

Quiero que antes de leer el devocional, te tomes unos minutos para leer el capítulo 6 del libro de Daniel para poder entender la siguiente historia.

Daniel era un exiliado de Judá que llevaron al reino de los babilonios para interpretar un mensaje que Dios había enviado a ese reino. Luego de ayudarle al rey con esa tarea, éste muere pero antes lo dejó encargado de una parte de la administración del reino.

Imagínate a este extranjero, en otra ciudad, con otras reglas, sirviendo en el reino. El nuevo rey, Darío, vio algo en Daniel que era especial. Daniel era un hombre diligente, capaz, inteligente, sabio, perseverante, todo lo que hacía lo hacía con excelencia.

Es por eso que, cuando el rey notó esto, los compañeros de Daniel le tendieron una trampa para que no pudieran darle privilegios. Hicieron que el rey ordenara la prohibición de adorar a nadie que no fuese al rey. ¿Qué crees que sucedió? Daniel decidió poner su fe por sobre los hombres, fue a su casa y se postró ante Dios.

Sus compañeros le cuentan esto al rey, y tristemente, éste lo dejó en un foso llena de leones hambrientos toda la noche. Darío lamentaba haber enviado a este inocente hombre a semejante peligro, pero no podía derogar los decretos que él mismo había impuesto.

Llegada la mañana, el rey abre el foso y grita a gran voz: “Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien siempre sirves, salvarte de los leones?” (Daniel 6:20)

Y Daniel, gozoso y sonriente respondió: “-¡Que viva Su Majestad por siempre! -contestó Daniel desde el foso-. Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra Su Majestad!-. Sin ocultar su alegría, el rey ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no se le halló un solo rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios. (Daniel 6:21-23)

Ni un solo rasguño hallaron en Daniel. ¿Qué quiero transmitirte con esto? Que a veces te van a enviar siendo inocente a foso de leones por el simple hecho de estar trabajando con excelencia para Dios. Muchas veces tendrás que atravesar duras críticas, engaños, decepciones, trampas y traiciones que no quisieras. Cantidad de veces por ser cristiano te juzgarán y te apartarán para que tú dejes de adorar al Señor.

Pero te aseguro que si tú permaneces en la fe y en la confianza en Dios, si oras y le crees al Todopoderoso, si no te rindes y decides poner tu esperanza en los propósitos perfectos de nuestro Rey, saldrás de ese foso sin ningún rasguño.

Lo más hermoso de esta historia, es su final. El rey Darío firmó el siguiente decreto:

He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin. Él rescata y salva; hace prodigios en el cielo y maravillas en la tierra. ¡Ha salvado a Daniel de las garras de los leones!” (Daniel 6:26-27)

¿Has estado en un foso de leones? ¿Lo estás en este momento? Clama a Dios. Créele a Él. Que nadie te detenga a la hora de cumplir el propósito para el cual Él te llamó. Eres único y el testimonio que tú des en esta vida será único. Demuestra hoy, que el Dios a quien le sirves, jamás te ha dejado ni te dejará solo.


Mendigos Espirituales


Luego dijo Jesús a sus discípulos: -Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. (Mateo 16:24)

Creo que todos los que viajamos en transporte público o salimos a la calle a caminar, nos hemos encontrado más de una vez con mendigos. Aquella gente que pide dinero a cambio de algún show, de tocar algún instrumento, de recitar alguna poesía.

Es triste ver a personas en esa situación, pero hoy no quiero enfocarme en eso. Más de una vez he visto buenos músicos cantando o tocando su guitarra o violín por moneditas, pero en su mayoría, suenan desafinados o les falta práctica. Lo hacen con mala gana sólo para ganarse unas pocas monedas.

Esto Dios me lo llevó a pensar a nivel espiritual. ¿Cuántos de nosotros somos como estos músicos mendigos? ¿Cuántas veces le pedimos a Dios monedas (bendiciones) y sólo le estamos dando una melodía mediocre y desafinada (testimonio)? Sé que ha de sonar muy fuerte, pero todos alguna vez, hemos mendigado espiritualmente.

No podemos estar mendigándole al Señor sus incontables bendiciones, cuando no le estamos permitiendo afinar nuestra vida para que suene agradable a Sus oídos. Claro que cuando Dios te moldee te dolerá, a todos nos cuesta dejar atrás aquello que Él aborrece; pero es necesario para que tú puedas crecer y avanzar a un nuevo nivel espiritual.

Cuando estamos estancados día tras día en el mismo lugar, no es porque Dios no quiere llevarte más lejos, sino porque tú estás pidiendo “moneditas” con un testimonio limitado, en vez de ser quien Dios te creó para que seas y recibir los miles de tesoros celestiales que Él te tiene preparado. ¿Me explico?

El versículo que puse al comienzo de este devocional, es el versículo clave para poder sonar afinados: Ponerte en manos de Dios. Negarnos a nosotros mismos, es decirle al Señor:

Papá, mi Dios, sé que te he fallado. Sé que he estado sonando desafinado, he perdido mi comunión contigo. Hoy vengo a ti, quiero negarme a mí mismo y ser quien Tú quieres que yo sea. Moldéame aunque el proceso duela, al final, lo que importa sólo es agradarte. Perdóname, haz que mi melodía sea agradable para cada alma que me escuche.

No podemos seguir siendo altivos y mediocres. Nuestro Dios es un Dios de excelencia.Tenemos que cambiar nuestras vidas al punto que cuando estemos tocando nuestro instrumento, cuando estemos dando nuestro testimonio y contando lo que Dios ha hecho por nosotros, la gente se detenga a escucharnos; que esas almas se sientan atraídas por el Maestro que afinó esa melodía y quieran conocerlo. Eso es ser agradable a los ojos de Dios.

Ya no mendiguemos bendiciones, mejor démosle a Dios todo nuestro ser y que sea Él quien nos haga sonar en perfecta sintonía.