El odio de la gente
Los que se interesan sólo por las cosas de este mundo los odian a ustedes, pero recuerden que primero me odiaron a mí. Ellos los amarían a ustedes, si ustedes fueran como ellos. Juan 15:18-19
¿Alguna vez te has puesto a pensar que el odio puede ser buena señal? Seguramente la idea suena descabellada, he incluso dificil de imaginar. Creo que a ninguno de nosotros nos gusta recibir críticas, que nos traten mal, que nos hablen de mal modo o que nos ignoren. ¿Quieres que te diga algo? Si esto sucede, alégrate.
Luego de leer este pasaje, me detuve a reflexionar sobre las palabras que Jesús le dijo a sus discípulos. Jesús lo que trataba de explicarles sobre el odio de la gente de este mundo, era que no deben angustiarse, puesto que a Él también lo odiaron. Si alguien te está deseando el mal o te demuestra su odio, ¡alégrate!. Ese odio se debe a que ya no somos como ellos, porque hemos dejado las cosas de este mundo para pertenecer a las maravillas del Reino de Dios.
Imaginen a un hombre en su trabajo diario. Tiene sus compañeros de oficina, su jefe y su salario mensual. Un día, el jefe le dice a todos sus empleados, que tenían la posibilidad de ascender en su puesto de trabajo, pero que era necesario cumplir con un sólo requisito: RENUNCIAR a su actual empleo. Muchos de los empleados se negaron, tenían miedo a renunciar y no poder obtener ese nuevo puesto, preferían quedarse como estaban, con su salario fijo y sus tareas diarias. Uno de los empleados, a diferencia de los demás, va hacia donde su jefe y pide la renuncia, estaba dispuesto a perder su empleo totalmente.
El jefe, tal como lo había anunciado, no sólo le dio el ascenso en su puesto de trabajo, sino que le permitió tener una menor carga horaria que sus compañeros y un mayor salario que el de ellos. ¿Imaginan cómo estaban el resto de los empleados? Furiosos, enojados, molestos, lo odiaban. ¿Por qué? Porque este hombre, no fue como ellos.
Así como el jefe pidió la renuncia de su empleado, para darle algo mejor; Dios nos pide que RENUNCIEMOS a las cosas de este mundo, para darnos lo mejor. Si pertenecemos a Él, estaremos colmados de bendiciones, gozaremos de su Amor y de su Gracia, y sin lugar a duda estaremos mejor que la gente de este mundo. Jesús está diciéndonos, que por haber renunciado al mundo ahora nos odian. Por el contrario, eso quiere decir que si alguien que ama las cosas de este mundo los amara, sería porque ustedes también siguen amando las cosas de este mundo.
Al final del pasaje, Jesús nos dice: << Pero ustedes ya no son así, porque yo los elegí para que no sean como ellos. Por eso ellos, los odian a ustedes. >> (Juan 15:19)
Por eso les digo, aunque suene descabellada la idea, el odio puede ser buena señal. Alégrate, si has renunciado a los caminos de este mundo y has decidido pertenecer a Cristo. Si ya no eres como ellos, alégrate porque Dios te ha elegido.
Punto de reflexión:
¿Has renunciado, así como lo hizo el empleado con su empleo?
¿Sientes cómo Dios te ha elegido y te ha dado algo mejor?
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