Sentirán vergüenza
Tú mismo tienes que ser un buen ejemplo en todo. Enséñales a hacer el bien y, cuando lo hagas, hazlo con seriedad y honestidad. Di siempre lo bueno, y así nadie podrá criticarte. Si haces lo que te digo, los que están en contra nuestra sentirán vergüenza y no podrán hablar mal de nosotros. Tito 2:7-8
“¡Ay! ¿Ese es cristiano?”, “Para ser como él/ella mejor me quedo como estoy”, “Qué lindas actitudes pff, y eso que eres cristiano...”. Mucha gente (incluso los cristianos) juzga a los demás por sus actitudes. Dicen que “somos lo que dice la gente”, yo creo que “somos lo Dios dice que somos”. Si bien la gente puede juzgarte por tus actitudes, tú no debes cambiar para agradarles a ellos sino para agradarle a Dios.
Jesús nos da dos ejemplos claros de cómo actuar:
Tratar al otro como a ti mismo
“Y el segundo mandamiento en importancia es parecido a ése, y dice así: “Cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo”. Mateo 22:39. ¿Qué significa amar al otro como a mí mismo? Significa que no debes dejarte llevar por tus amarguras o enojos, así como a ti no te gustaría que te traten con enojo. Si alguien te ha lastimado, no seas impulsivo. Piensa antes de abrir la boca, porque las palabras hieren y por más que luego te disculpes, puedes llegar a dejar una marca en esa persona.
Pregúntate, ¿Me diría a mí mismo “Cállate” o “No quiero escuchar tus escusas”? ¿Me diría a mí mismo “Tú no sirves para esto” o “Yo tengo la razón”?. Debes siempre tratar de pensar con tu mente tranquila. Por más grande que sea el dolor que sientas, eres un hijo de Dios y debes aprender a actuar como tal.
Trata al otro como a ti mismo, sin importar la circunstancia. Cuesta, pero Jesús así trataba hasta a quienes estaban en Su contra.
Tratar al otro como a Jesús y hacer todo para Él
“Porque cuando tuve hambre, ustedes me dieron de comer; cuando tuve sed, me dieron de beber; cuando tuve que salir de mi país, ustedes me recibieron en su casa; cuando no tuve ropa, ustedes me la dieron; cuando estuve enfermo, me visitaron; cuando estuve en la cárcel, ustedes fueron a verme.” Y los buenos me preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿Cuándo tuviste sed y te dimos de beber? ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos qué ponerte? No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.” Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.” Mateo 25:35-40
Imagínate en medio de una discusión, tú y la otra persona empiezan a subir el tono de voz o empiezan a decirse cosas no tan bonitas. De repente, la otra persona se transforma en Jesús. ¿Seguirías gritándole? ¿Seguirías diciéndole lo que le estabas diciendo? Estoy segura que no, por eso debes de tratar al otro como si fuera Jesús.
Cuando alguien te pide ayuda, hazlo como si fuera Jesús. Cuando alguien se disculpa contigo, no dejes que tu rencor te gane y discúlpalo como si fuera Jesús. Si alguien te levanta el tono de voz o te trata mal, no lo imites, dile que se calme y que prefieres hablar cuando estén más tranquilos.
En Colosenses 3:23 leemos “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente”. Por eso, a partir de hoy, empieza a actuar como si lo hicieras todo para Cristo. Tienes que ser ejemplo, sé sincero y honesto con las personas y con Dios, Él no nos quiere hipócritas. Que tus palabras siempre suelten bendición así nadie podrá burlarse de Dios por tus actitudes.
Si haces eso, así como lo dice en la Biblia, los que tanto nos critican y observan cada paso que demos, se quedarán callados y sentirán vergüenza. Dirán: Éste sí que es un/a verdadero Hijo/a de Dios.
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