Monsters, Inc.


En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. 1 Juan 4:18

El temor es una de las emociones más feas contra nosotros mismos. El temor nos paraliza y nos impide crecer. ¿Cuál es mi temor? Puedes tener temor a fracasar, temor a ser rechazado, temor a que no te valoren, temor a que te discriminen, temor a no salir victorioso de alguna situación, temor a no cumplir tus sueños; entonces nos paralizamos. Preferimos quedarnos quietos a permitirnos sufrir más.

Pero debemos de tener cuidado, quedarnos quietos no es la mejor opción. Te pondré un ejemplo bíblico: Job. Job era un hombre justo, evitaba el mal, trabajador, padre de familia. Cierta vez, Job tuvo que superar una serie de pruebas. Una peor que la otra, y Job resistía y honraba a Dios. Pero Job a pesar de todo, afirmó: “Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.” Job 3:25. Se dejó ganar por el temor, y eso que él creía que la pasaría le sucedió. ¿Cuántas veces nos ha pasado lo mismo?

Tememos al fracaso, y fracasamos. Tememos al rechazo, y nos rechazan. Tememos cumplir nuestros sueños, y nos echamos atrás. A partir de hoy debes de echar el temor de tu vida, créeme que si mantienes una idea negativa en tu mente, construirás todo lo que temes y se hará realidad. ¿Cómo echar los temores y miedos que tengo? Con el amor de Dios. La canción “No me soltarás” del grupo Rojo, dice “Tu amor me quita todo temor”. Sólo Dios puede llenarnos de valor para superar lo que tememos.

Es tan simple como confiar en cada una de las Palabras de nuestro Padre. En 1 Juan 4:18 nos dice “El amor Perfecto echa fuera todo temor”. Te aseguro que para cada temor que tú tienes, hay una promesa de Dios que tiene el poder de echarlo fuera de tu vida. No dejes ya que el temor te lastime, muchas veces recuerdas tu pasado y temes a que vuelva a suceder lo mismo, que vuelvas a ser el/la mismo/a que eras, temes fallarle a Dios ¡Ánimos! “El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.” Proverbios 15:13. Tu corazón DEBE estar alegre, no dejes que eso contriste al espíritu. Porque, ¿Sabes? Dios también tiene sentimientos. Cuando tú estás triste, Su espíritu en ti se entristece. ¡Él más que nadie desea que seas feliz!

Recuerdo la película “Monsters, Inc.”, se trataba de unos “monstruos” que trabajaban de asustar a los niños. Los niños gritaban, lloraban, temían de estos monstruos. Hasta que una niña enfrentó al monstruo que la asustaba a ella, ¡y este monstruo terminó siendo el asustado! Así mismo nos pasa a nosotros, muchos “monstruos” (problemas, temores y miedos) nos hacen gritar, patalear, nos asustan, nos paralizan y nos impiden crecer. Seamos como esa niña, y enfrentemos nuestros temores. Contémosle a Dios qué es lo que nos está impidiendo hacer lo que Él nos pide que hagamos. ¡El temor saldrá asustado de nosotros!

En el Salmos 112:7-8 afirma, que a quienes confían en Dios, “Nunca le asalta el temor de recibir malas noticias, pues confía en Dios de todo corazón. No tiene por qué preocuparse, ni por qué sentir miedo; hasta mira con aire de triunfo a todos sus enemigos.” Empieza a mirar con aire de triunfo a todos tus temores, minimízalos, eres superior a ellos. Haz que tus temores te teman a ti. El amor de Dios es superior a todos tus miedos, y Su poder es más que suficiente para ahuyentarlos.

¡Confío! Pero…


Por eso me armo de valor, y me digo a mí mismo: “Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!”. Salmos 27:14

David. De pastor de ovejas a rey de Israel. De defensor de fieras salvajes que quisieran atacar su rebaño a defensor del pueblo de Dios. De humillado a engrandecido. De poeta a guerrero. ¿Te imaginas lo difícil que debe de haber sido la vida para David? Yo creo que sin duda, él no podría haber nada de lo que hizo si no hubiera dejado sus vidas en manos de Dios.

Es lindo cuando nos sentimos mal y pedimos consejería a un pastor o a un líder y nos da palabras de aliento, de ánimos, palabras que nos renuevan. Es lindo que te digan “Dios te ama, Dios te cuida, Dios quiere lo mejor para ti”. Pero, yo pregunto…¿No sería más lindo que TÚ MISMO te dijeras “Dios me ama”?. Veo mucha gente que luego de una consejería o luego de superar un problema, vuelve a lo mismo, vuelve a la tristeza y el dolor. Y déjame decir que esto no es culpa del líder, del pastor, ni mucho menos de Dios. Es culpa de uno mismo.

Sí, es fuerte lo que digo. Pero imagínate a David. Dios le decía “tú eres mi elegido, tú reinarás Israel, tú serás un gran guerrero”, yo creo que David decía “Sí Señor…(y por las noches pensaba “¡¿Cómo rayos lo haré?!”)”. Así mismo pasa con nosotros. Dios nos dice en su palabra que tiene miles de promesas, que saldremos victoriosos de todo, que somos luz y sal, pero ¿Lo creemos de corazón?

La fórmula secreta de que todos los propósitos de Dios en tu vida se cumplan, es sólo una: CONFIANZA. David, dice el salmo, que se repetía a sí mismo “Pon tu confianza en Dios”. ¿Sales a la batalla? Pon tu confianza en Dios. ¿Emprendes un nuevo proyecto? Pon tu confianza en Dios. ¿Superas tus miedos? Pon tu confianza en Dios. ¿Quieres ser bendecido? Pon tu confianza en Dios.

De ese salmo hay algo que puedo ver de forma invisible. Sí, se que estoy loca. Pero léelo bien: “Pon tu confianza en Dios. ¡Sí, pon tu confianza en él!” ¿No te resulta extraño que lo repita dos veces y se diga a sí mismo “SÍ”? Y aquí te cuento qué es lo que veo de forma invisible. Para mí, cuando David lo estaba escribiendo, le pasó lo mismo que a muchos de nosotros: dudó. Entonces el Salmo hubiera sido: “Pon tu confianza en Dios. (Pero…pero…pero…) ¡Sí, pon tu confianza en él!”. David borró sus PEROS, tú debes de hacer lo mismo.

No pretendas ser bendecido, prosperado, sanado, renovado o fortalecido si pones PEROS en tu vida. Deja las excusas, Dios quiere bendecirte, Dios quiere prosperarte, Dios quiere sanarte, Dios quiere renovarte, Dios quiere fortalecerte, ¡Pon tu confianza en Dios! Luego de orar, luego de pedir consejería, empieza a repetirte a ti mismo “Pongo mi confianza en Dios, ¡Sí, la pongo!”. No dejes que los PEROS te quiten la bendición de Dios.

Cristo ruega por ti


No bien decía: “Mis pies resbalan”, cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. Salmos 94:18-19

Recuerdo una vez en mi escuela secundaria, tenía un examen de Física. Debo admitir que no me gustaba esa materia, jamás prestaba atención en clases, pero a la hora de dar un examen estudiaba y salía bien. Un día me tocó prepararme para dos exámenes el mismo día, física e historia. Pensando que física me sería fácil, no estudié y preferí sacarme buena nota sólo en historia.

Cuando me dieron la hoja del examen de física para empezar a hacerlo, me resultó muy fácil. Hice el primer ejercicio, el segundo, el tercero…y me detuve en el cuarto. ¡No sabía como hacerlo! Tenía que salir bien para aprobar la materia, me trabé en ese ejercicio y no pude continuar hasta que cinco minutos antes de que acabara la hora, decidí pedirle ayuda a la profesora. Yo le dije “Profesora, mire, hago éste ejercicio del modo que usted lo explicó pero no me da el resultado”, a lo que ella riendo me dijo “¡Es que tenías que preguntarme a mi, hay un dato mal en ese ejercicio, claro que no iba a darte resultado!”.

¿Qué quiero decir con esto? Muchas veces intentamos hacer todo por nuestros propios medios, damos nuestro mayor esfuerzo, luchamos, buscamos distintas formas de superar algo, y el Señor ahí es cuando nos dice “Es que tú aún no estás preparado, tienes que buscarme a Mi”. Yo no estaba preparada para ese examen, y por capricho no quise pedirle ayuda a la profesora, hasta que me decidí y salí bien gracias a que ella me dijo cómo hacerlo.

Leyendo el salmo que está más arriba, me di cuenta que aunque nosotros pongamos a Dios muchas veces como nuestro último recurso, para Él nosotros siempre seremos su primer recurso. “No bien decía: Mis pies resbalan…” ¡Dios no te deja terminar la frase y te dice: Aquí estoy! Él en su infinito amor tiene las respuestas a todo lo que te sucede, sea un problema, sea una duda, sea un temor, sea una oportunidad, Él ya sabe lo ocurrirá en tu vida, déjalo entrar y que sea Él quien la controle.

“Cuando en mí la angustia iba en aumento…”, Dios no espera a que tú estés deprimido, sólo, triste o angustiado para ayudarte, Él antes de que tú lo busques ya está dispuesto a consolarte. ¿No es Perfecto su amor? No permitas que nadie te diga que estás sólo o que no vales la pena, ante los ojos de Dios tú eres su Hijo o Hija, y no hay nada que Él más desee que consolarte.

¿Aún no entiendes? En el Salmos 34:15 dice “Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones”. ¿Qué significa? Que no sólo Dios te está viendo constantemente con sus ojos, no solamente ve cómo te sientes, sino que también te escucha. Él escucha tus ruegos, a cada oración Él siempre te responde: Aquí estoy.

Muchas veces no entendemos las cosas que nos suceden en nuestro diario vivir, no sabemos si a veces son pruebas, son consecuencias o son trabas que nos pone el enemigo; pero sí entendemos y sabemos que tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera. Dios no te prometió días sin dolor, pero Él sí te prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y Luz para el camino.

Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros”. Romanos 8:31-34

No sólo tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera, sino que tenemos un Dios que está de nuestra parte. Un Dios que entregó a su hijo y nos prometió un sin fin de cosas sin contar una vida eterna llena de felicidad. ¿Alguien acaso puede decirnos algo que realmente pueda lastimarnos? ¿Alguien acaso puede castigarnos, cuando Cristo nos libró de toda cadena? Nadie podrá estar en contra de nosotros, sea un líder, un pastor, un amigo o un familiar, nadie debería de tener el derecho de hacerte caer. No permitas que nadie te lastime, recuerda que ninguno de ellos murió en la cruz por amarte. Hoy levántate, Jesucristo está rogando por ti.  

Cristo ruega por ti


No bien decía: “Mis pies resbalan”, cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría. Salmos 94:18-19

Recuerdo una vez en mi escuela secundaria, tenía un examen de Física. Debo admitir que no me gustaba esa materia, jamás prestaba atención en clases, pero a la hora de dar un examen estudiaba y salía bien. Un día me tocó prepararme para dos exámenes el mismo día, física e historia. Pensando que física me sería fácil, no estudié y preferí sacarme buena nota sólo en historia.

Cuando me dieron la hoja del examen de física para empezar a hacerlo, me resultó muy fácil. Hice el primer ejercicio, el segundo, el tercero…y me detuve en el cuarto. ¡No sabía como hacerlo! Tenía que salir bien para aprobar la materia, me trabé en ese ejercicio y no pude continuar hasta que cinco minutos antes de que acabara la hora, decidí pedirle ayuda a la profesora. Yo le dije “Profesora, mire, hago éste ejercicio del modo que usted lo explicó pero no me da el resultado”, a lo que ella riendo me dijo “¡Es que tenías que preguntarme a mi, hay un dato mal en ese ejercicio, claro que no iba a darte resultado!”.

¿Qué quiero decir con esto? Muchas veces intentamos hacer todo por nuestros propios medios, damos nuestro mayor esfuerzo, luchamos, buscamos distintas formas de superar algo, y el Señor ahí es cuando nos dice “Es que tú aún no estás preparado, tienes que buscarme a Mi”. Yo no estaba preparada para ese examen, y por capricho no quise pedirle ayuda a la profesora, hasta que me decidí y salí bien gracias a que ella me dijo cómo hacerlo.

Leyendo el salmo que está más arriba, me di cuenta que aunque nosotros pongamos a Dios muchas veces como nuestro último recurso, para Él nosotros siempre seremos su primer recurso. “No bien decía: Mis pies resbalan…” ¡Dios no te deja terminar la frase y te dice: Aquí estoy! Él en su infinito amor tiene las respuestas a todo lo que te sucede, sea un problema, sea una duda, sea un temor, sea una oportunidad, Él ya sabe lo ocurrirá en tu vida, déjalo entrar y que sea Él quien la controle.

“Cuando en mí la angustia iba en aumento…”, Dios no espera a que tú estés deprimido, sólo, triste o angustiado para ayudarte, Él antes de que tú lo busques ya está dispuesto a consolarte. ¿No es Perfecto su amor? No permitas que nadie te diga que estás sólo o que no vales la pena, ante los ojos de Dios tú eres su Hijo o Hija, y no hay nada que Él más desee que consolarte.

¿Aún no entiendes? En el Salmos 34:15 dice “Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones”. ¿Qué significa? Que no sólo Dios te está viendo constantemente con sus ojos, no solamente ve cómo te sientes, sino que también te escucha. Él escucha tus ruegos, a cada oración Él siempre te responde: Aquí estoy.

Muchas veces no entendemos las cosas que nos suceden en nuestro diario vivir, no sabemos si a veces son pruebas, son consecuencias o son trabas que nos pone el enemigo; pero sí entendemos y sabemos que tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera. Dios no te prometió días sin dolor, pero Él sí te prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas y Luz para el camino.

“Sólo nos queda decir que, si Dios está de nuestra parte, nadie podrá estar en contra de nosotros. Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas. ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! ¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros”. Romanos 8:31-34

No sólo tenemos un Dios que todo lo puede y todo lo supera, sino que tenemos un Dios que está de nuestra parte. Un Dios que entregó a su hijo y nos prometió un sin fin de cosas sin contar una vida eterna llena de felicidad. ¿Alguien acaso puede decirnos algo que realmente pueda lastimarnos? ¿Alguien acaso puede castigarnos, cuando Cristo nos libró de toda cadena? Nadie podrá estar en contra de nosotros, sea un líder, un pastor, un amigo o un familiar, nadie debería de tener el derecho de hacerte caer. No permitas que nadie te lastime, recuerda que ninguno de ellos murió en la cruz por amarte. Hoy levántate, Jesucristo está rogando por ti.  

¡Prepara, apunta… declara!


Cada uno recibe por sus palabras su premio o su castigo. La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias. Proverbios 18:20-21

Nosotros sabemos que nuestro Dios es poderoso, sabemos el Poder que tiene su Palabra, pero ¿Sabemos el poder que tienen nuestras palabras? ¿Estamos conscientes de lo que nuestros labios son capaces de hacer? Según varios de los proverbios, todo lo que sale de nuestra boca es: MUY poderoso. El proverbio 18 es el que he encontrado más claro, dice “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla”. Ahora bien, debido a esto debemos de ser cuidadosos con lo que decimos. Muchos utilizan los términos “declarar” y “maldecir”.

Hoy en día me entristece ver cómo mucha gente, dentro o fuera de la iglesia, vive de los chismes. Lo que sale de su boca sólo es chusmerío, sólo es palabra que lastima, sólo es palabra que hace caer, es palabra de destrucción; y lo que más me entristece, es que como dice la biblia, lo que cosechan sembrarán, y por sus palabras recibirán castigo y eso no se lo deseo a nadie.

Pero voy a enfocarme ahora en el poder de la declaración de tus palabras. En la Biblia hay tantos ejemplos, Jesús es el principal ejemplo, Él decía “Sana” y el enfermo sanaba, decía “Levántate” y el caído se levantaba, decía “Ven” y la gente lo seguía, y tú seguro me dirás “Já! Pero Él es Jesús, no yo; Él es Dios, yo hombre”. Por eso mismo, te invito a que leas cómo David, un hombre como tú y como yo, venció a Goliat.

“Pero David les preguntó a los que estaban cerca de allí: “¿Quién se cree este extranjero, que se atreve a desafiar a los ejércitos de Dios?” (…) Algunos soldados oyeron que David andaba preguntando, y fueron a decírselo a Saúl. Entonces el rey hizo llamar a David, y David le dijo: “No se preocupe Su Majestad. Yo mataré a ese filisteo”. Pero Saúl le dijo: “No vas a poder matarlo. Tú eres todavía muy jovencito, y él ha sido guerrero toda su vida”. David le contestó: “Yo soy pastor de las ovejas de mi padre. Pero si un león o un oso vienen a llevarse alguna oveja, yo los persigo, los hiero y les quito del hocico la oveja. Y si el león o el oso se me echan encima, yo los golpeo y los mato.Y eso mismo voy a hacer con este filisteo, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo. Si Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, también me librará de este filisteo”. Entonces Saúl le dijo a David: “Anda, pues, y que Dios te acompañe”. Enseguida Saúl dio órdenes de que le pusieran a David su propia ropa militar, su armadura de bronce y su casco. Por su parte, David se colgó la espada, pero como no estaba acostumbrado a usar armadura, no podía ni caminar. Así que le dijo a Saúl: “Yo no estoy acostumbrado a usar esto, y no puedo ni caminar”. Y se quitó la armadura. Pero tomó su vara y su honda, y puso en su bolsa cinco piedras del río. Luego fue y se le acercó al filisteo. También Goliat se acercó a David, aunque su ayudante iba siempre delante de él. Cuando vio que David no era más que un muchachito de piel morena, lo consideró muy poca cosa ylo maldijo en nombre de sus dioses. Le dijo: “¡Vaya con el niño bonito! Vienes a pelear conmigo con un palo, como si fuera yo un perro. Ven acá, que te voy a matar, y con tu carne voy a alimentar a los buitres y a las bestias salvajes”. Pero David le contestó: “¡Y tú vienes a pelear conmigo con espada, y flechas y lanza! Pues yo vengo en el nombre del Dios todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien te has atrevido a desafiar. Hoy mismo Dios me ayudará a vencerte, y te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo alimentaré a los buitres y a las bestias salvajes con los cadáveres de los soldados filisteos. ¡Y todo el mundo sabrá lo grande que es el Dios de Israel! Todos los que están aquí se darán cuenta de que es Dios quien da la victoria en las batallas. Dios nos dará la victoria sobre ustedes, ¡y así sabrán que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas!” Cuando el filisteo se acercó para atacarlo, David también corrió hacia él y, sacando una piedra de su bolsa, disparó su honda y le pegó al filisteo en plena cara. La piedra se le clavó en la frente, y el filisteo cayó de cara al suelo. 1 Samuel 17:25;31-49

Si después de leer esto crees que Goliat fue vencido con una honda y luego con una espada, no has entendido el pasaje; ¡Goliat fue vencido por el Poder de la palabra que soltó David! Mira:

1) “Yo mataré a este filisteo”: Declaró victoria sobre el enemigo, declaró ser más poderoso que éste, declaró autoridad. Y así fue.

2) “Y eso mismo voy a hacer con este filisteo, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo. Si Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, también me librará de este filisteo”: Declaró que Dios lo ayudaría, declaró que él pertenecía al ejército del Dios vivo, declaró haber tenido victoria antes. Y así fue.

3) “lo maldijo en nombre de sus dioses”: Goliat también utilizó el poder de la declaración, ¿Sabes por qué fracasó? Porque el poder sólo lo tiene Jesús. Porque sólo en el nombre de Jesús esa palabra es poderosa, todo lo que tú hables y declares será en el nombre de Jesús, a Goliat sus dioses no lo ayudaron pues fíjate que terminó muerto, pero todo lo que nosotros declaremos en el nombre de Jesús, así será hecho.

4) ““¡Y tú vienes a pelear conmigo con espada, y flechas y lanza! Pues yo vengo en el nombre del Dios todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien te has atrevido a desafiar. Hoy mismo Dios me ayudará a vencerte, y te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo alimentaré a los buitres y a las bestias salvajes con los cadáveres de los soldados filisteos. ¡Y todo el mundo sabrá lo grande que es el Dios de Israel! Todos los que están aquí se darán cuenta de que es Dios quien da la victoria en las batallas. Dios nos dará la victoria sobre ustedes, ¡y así sabrán que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas!”: Y aquí lo más importante, declaró que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas ¿Adivinas qué es necesario para triunfar? Creer con fe en que las palabras que declares en tu vida serán hechas.

El enemigo vendrá sobre ti a pelearte con espada, flechas, lanzas, problemas, enfermedades, fracasos, tropiezos, amistades no sinceras, traiciones; pero no olvides que tú vienes en el nombre del Dios todopoderoso. El enemigo piensa que te está desafiando a ti, pero nosotros sabemos que desafía al único Dios vivo, y a Él nada ni nadie lo puede vencer. ¿Aún dudas del poder de tus palabras? Declara victoria sobre todo aquello que te esté atormentando, declara en el nombre de Jesús, ¡Esa es la debilidad del diablo, él no puede declarar en el nombre de Jesús! Jamás podrá ser como tú o como yo: vencedores. Declara, declara y declara.

Hoy recuerda 1 Samuel 17:47 en tu mente: “¡y así sabrán que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas!

B.I.B.L.E.


A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen. Romanos 1:16

Para la mayoría de los cristianos el evangelio no es una vergüenza, pero me apena ver muchas veces cómo para muchos sí lo es. Pecados todos cometemos, pero quienes verdaderamente hemos confiado en el mensaje de Dios, siempre que pecamos recurrimos a Él para pedirle perdón. En cambio, aquellos que pecan, y pecan, y pecan… y no buscan el perdón de Dios yo me pregunto ¿Acaso están avergonzados de pedirle perdón a Dios? Y déjame decirte algo: Sí, lo están.

Muchos de nosotros muchas veces nos hemos sentido “impuros” ante la presencia de nuestro Dios para pedirle perdón. No nos creemos dignos de ser hijos de Él, mismo en la biblia en la parábola del hijo pródigo, muestran cómo un hijo, alejado de su padre, triste, deprimido, sintiéndose sólo, no quería acercarse a su padre. Y cuando lo hizo, le dijo “He pecado contra Dios y contra ti, ya no merezco ser llamado hijo tuyo”.

¡Cuántas veces nos hemos sentido no merecedores del título “Hijo de Dios”! Y es que yo no entiendo la inmensidad y la misericordia de Dios. Él aún con todos tus pecados, quiere perdonarte y perdonarme. Él no hace diferencia a la hora de mostrar su amor. Para entender esto mejor, lee éste anuncio:

El Fabricante de todos los seres humanos avisa a todas sus unidades, no importa color o año, que existe un serio defecto en el componente central y primario: el corazón de la máquina. Este defecto ha sido llamado técnicamente 'Inmoralidad interna subsecuencial’, o más comúnmente conocido como P.E.C.A.D.O.

El Fabricante, quien no es culpable de este defecto, provee sin embargo, la reparación autorizada y el 'service pack' gratuito para corregir el defecto P.E.C.A.D.O.

El número para comunicarse es el mismo en todas las regiones: O-R-A-C-I-O-N.
Una vez conectado, por favor, exprese su P.E.C.A.D.O. a través del procedimiento de ARREPENTIMIENTO. Luego, descargue RECONCILIACIÓN desde el Técnico Reparador Jesús y ubíquela dentro del componente Corazón.

Por favor, lea el manual de operaciones, cuyo nombre en inglés es B.I.B.L.E. (Biblia) (Believers' Instructions Before Leaving Earth = Instrucciones para creyentes antes de dejar la Tierra), para ampliar detalles.”

Todos y cada uno de nosotros pecamos, ha sido esa nuestra naturaleza. Pero a su vez todos y cada uno de nosotros tenemos el perdón de Dios a nuestro alcance. Usa la oración, cree en el evangelio, mediante él llegarás a Cristo para reconciliarte con Él. Ya no esperes más, sé que te sientes indigno cuando pecas, pero ¡Ánimos! Ya no te avergüences del evangelio porque así conocerás y darás a conocer a muchos la salvación que Dios ofrece. Así como tú has leído este anuncio, así como tú has sido salvo, así también anuncia el evangelio.

La mezcla de tu vida


Sabemos que Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. Desde el principio, Dios ya sabía a quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo, para que éste sea el Hijo mayor. Romanos 8:28-29

Este versículo deja muy en claro que sin importar lo que nos pase, Dios hará que todo acabe bien. Eso es cierto y pongo mi fe en que así es. Pero vamos a analizarlo parte por parte.

El pasaje comienza con la palabra “Sabemos”. Lee bien, dice “sabemos”, no “creemos”, “suponemos”, “tal vez pensamos”. Para que este versículo se aplique a las circunstancias de tu vida, debes de SABER que lo que dice el pasaje es cierto. Esto significa que cuando venga la prueba, no tengas que decir “Señor, ayúdame porque no sé cómo salir de esto”, sino que puedas afirmar con seguridad “Señor, YO SE, que Tú preparas todo para el bien…”. Debes de confiar en el Poder de Dios, Él sabe cómo y por qué las cosas suceden, no temas, a partir de hoy di: YO SE, afírmate, asegura tu confianza en el Señor.

Luego continúa con “Dios va preparando”, ¿Qué significa? El versículo no dice “Dios preparará”, Él no espera darte una solución a tus problemas cuando tú estás en medio de ellos, Dios desde antes que empieces a pasar por una circunstancia, ya tiene todo preparado para sacarte de allí. ¡Es increíble! Dios no preparará todo para mi bien, Dios YA está PREPARANDO todo para mi bien.

Mi parte favorita es la que sigue: “todo para el bien”. En verdad que esto sí no lo puedo comprender. Dios no es que usa nuestras circunstancias sólo malas o sólo buenas, el usa TODO para moldearnos, usa TODO para nuestro bien. Cierta vez me dijeron “Si la vida te da limones, con Dios puedes convertirlos en limonada”. Y eso es muy cierto, todas las situaciones ácidas de nuestra vida, Dios las transforma en algo refrescante y nos renueva. Recuerda lo siguiente: TODO acto o circunstancia de tu vida, forma parte del plan de Dios. No hay nada que esté fuera de Su control.

Imagínate haciendo un pastel. Usas harina, sal, huevos crudos, azúcar y aceite. Te reto a que pruebes los ingredientes por separado, ¡Puaj! ¡Wacala! Huevos crudos, harina, ¡Qué asco! Ahora quiero que pienses, que luego de mezclar todo y pasarlo por fuego un tiempo, el resultado es un pastel delicioso que sí te invito a probar. Así mismo sucede con nosotros. Todas las cosas que nos suceden, aunque nos resulten por separado desagradables, innecesarias, dolorosas, ¡luego de algunas pruebas de fuego, el resultado es delicioso!, porque nuestro Chef es el mismísimo Dios, Él mezclará todo lo que pongas en sus manos, para tu bien.

Y por último termina nombrándonos, a ti y a mi, ¡Sí, a ti y a mi!: “de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo con su plan. Desde el principio, Dios ya sabía a quiénes iba a elegir, y ya había decidido que fueran semejantes a su Hijo”. Tú y yo fuimos llamados de acuerdo con su plan. Dios te ha elegido, ya no te sorprendas de formar parte del ejército de Dios, si tú has aceptado a Cristo como tu Señor y Salvador, y has elegido seguir su ejemplo, bienvenido seas porque éste versículo se aplicará al cien por ciento en tu vida.

Así que aprópiate de éste versículo ahora que lo has entendido y deja que Dios lo aplique en tu vida. Di: “¡YO SE que Dios va MEZCLANDO TODO para mi bien, y el resultado será mejor de lo que pudiera imaginar!”.

Llame al 91:1


Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación. Salmos 91:14-16

Todos hemos visto en películas o en programas de televisión que el número de emergencias en los Estados Unidos y en otros países es el “911”. Es simple, frente a un robo o algún accidente, cualquier persona que tome un teléfono está a sólo 3 números de tener la solución a su problema. Desde un niño a un adulto, un joven o un anciano, pueden llamar y ser atendidos al llamar a aquel número.

Pero ¿Qué pasa cuando el problema es interior? ¿Cuando el problema no es un robo o un accidente, sino debilidad espiritual? ¿Cuándo quieres emprender un nuevo proyecto y no sabes si es la Voluntad de Dios? Déjame decirte algo, también estamos a 3 números de la solución, no es el “911”, sino el “91:1”, estoy hablando del Salmos 91:1.

Nosotros vivimos bajo la protección de Dios, estamos bajo su cuidado, pero hoy no vengo a hablarte sólo de llamar a Dios cuando estés afligido, sino cuando estés contento. A veces pareciera que las “llamadas de emergencia” son sólo cuando estamos en medio de un problema. Las llamadas de emergencia deberían de ser en todo momento y en toda situación.

“Dios mismo les dirá a sus ángeles que nos cuiden por todas partes. Los ángeles nos llevarán en brazos para que no tropecemos con nada; andaremos entre leones y serpientes, ¡y los aplastaremos!” Salmos 91:11-13. En otras palabras esto sería “Andarás en cualquier tipo de terreno y triunfarás”. ¡En ese sentido, tu “llamada de emergencia” no debería de ser para pedir, sino para agradecer!

Creo que muchas veces Dios espera que agradezcamos más, pidamos menos, para Él bendecirnos aún más. Ya sabemos que estamos bajo sus alas, que estamos cuidados, que somos sus hijos, que Él nos ama, que no debemos de preocuparnos, ¡Agradécelo!

Haz una llamada de emergencia hoy al 91:1, lee aquel Salmo y fíjate CUÁNTO tienes por agradecer. Te aseguro más de lo que lo haces. “Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.” Salmos 91:7. Agradécele hoy a tu Señor, todo lo que debieras agradecerle día a día. Tienes un teléfono: Biblia; tienes un número: 91:1; tienes quien te atienda: Dios. ¿Qué esperas para llamarlo?

Escrito está


Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37

Uno de los pasajes más famosos y dicho por todo cristiano. Ganamos, somos vencedores, tenemos la victoria, somos invencibles, pero ¡Qué difícil parece creérnoslo cuando el diablo se mete en el medio a estorbar!

Sabes, hace unos días el diablo se metió en mi vida de una forma que jamás me había pasado. Quiso jugar con mis sentimientos e intentó lastimarme. Creo que sabes de lo que hablo, porque el enemigo eso es lo que quiere: lastimarnos. Me enoja, me da ira. Lo único que yo me preguntaba era “¿Por qué a mi?” ¿Por qué tienes que elegirme a MI para lastimarme?”, ahí me di cuenta que a toda persona que está trabajando en el camino del Señor, el diablo lo molestará.

Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu de Dios. Luego de superar diversas pruebas, sin haber comido nada, estando “solo”, indefenso podríamos llegar a pensar: el diablo quiso atacarlo. Mentira tras mentira el diablo quería engañar a Jesús, quería hacerlo sentir solo, abandonado, sin poder, y lo que me sorprende es que Jesús le decía: Escrito está, y citaba un versículo de la Palabra para responderle. Escrito está, escrito está eran sus respuestas. (Lucas 4:1-13) Y al final del pasaje dice: “El diablo le puso a Jesús todas las trampas posibles, y como ya no encontró más qué decir, se alejó de él por algún tiempo.” (Jajaja, me gusta reírme en esta parte) ¡El diablo no encontró más que decir y se alejó!

Cuan distinto sería todo para nosotros si cada vez que el enemigo nos ataca le dijéramos: ¡Escrito está, vete! Y eso fue lo que hice hace unos días. El enemigo me atacó donde más me duele, porque él conoce nuestras mentes y allí es donde busca meterse, y logró quitarme lágrimas de dolor. Sí, lloré, pero luego me dije ¿Por qué lo hago si él no merece mis lágrimas? El diablo no merece tus lágrimas, el diablo no merece que tú, un hijo de Dios, caigas, el diablo no merece verte sufrir. ¡No lo merece!

Entonces empecé a repetir en mi mente “Mi misma, soy vencedora por medio de Aquel que me ama”, “Mi misma, escrito está que Dios peleará por mi”, “Mi misma no llores, el enemigo no lo merece”, “Mi misma perdona y sigue adelante”. Cuando tú dices, repites y declaras estas palabras, el diablo no encontrará más que decir. Se alejará de tu vida por un tiempo.

¿Por qué por un tiempo solamente? Ojalá pudiéramos hacer que desapareciera para siempre. Pero mira, te contaré una historia para que entiendas.

“Un joven que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el joven lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El joven intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó y le dijo: “Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?”. El joven respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar” Y entonces, ayudándose de una hoja sacó al animal del agua y le salvó la vida.”

La naturaleza del diablo es picarte, atacarte, lastimarte, hacerte caer porque él mismo es un ángel caído. Pero tu naturaleza es levantarte, luchar, alejarlo, gritarle, vencer. Si el diablo quiere picarte, no dejes que eso cambie tu naturaleza de vencedor. ¡No se lo permitas, no lo merece! ¿Estás preparado para vencer como Jesús? Pues aquí tienes para decirle al enemigo ESCRITO ESTÁ:

“Uno solo de ustedes puede hacer huir a mil enemigos, porque tal como lo prometió, nuestro Dios pelea por ustedes.” Josué 23:10 ¡Escrito está!

“No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien.” Romanos 12:21 ¡Escrito está!

“El Señor te concederá la victoria sobre tus enemigos. Avanzarán contra ti en perfecta formación, pero huirán en desbandada.” Deuteronomio 28:7 ¡Escrito está!

Así como nunca te pondrías una camisa color violeta con un jean color verde porque no combinan; no dejes que el diablo te vista de dolor, cuando tienes que estar vestido de alegría ¡Simplemente no combina! ¡No va contigo ser un perdedor! A partir de hoy no le regales al enemigo tus lágrimas, levántate. Si Dios ha construido todo lo que el diablo quiere quitarte, jamás logrará hacerlo. Lo que el Espíritu de Dios ha plantado en ti, el enemigo no podrá quitarlo. Y tu naturaleza de vencedor, que es lo que él más te envidia, no podrá arrebatártela nunca.

Declaración de la Dependencia


Si Dios no construye la casa, de nada sirve que se esfuercen los constructores. Si Dios no vigila la ciudad, de nada sirve que se desvelen los vigilantes. De nada sirve que ustedes se levanten muy temprano, ni que se acuesten muy tarde, ni que trabajen muy duro para ganarse el pan; cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo. Salmos 127:1-2

Tú puedes tener problemas, puedes haber caído en depresión, puedes haber puesto todas tus fuerzas en solucionar aquellas situaciones de tu vida que no te agradan, has intentado levantarte una y otra vez, puedes haber perdido el amor de tu pareja, puedes haber pasado por miles de cosas, pero hasta que no lo pongas TODO en manos de Dios, no se solucionará.

Ese Salmo siempre me ha gustado y siempre ha llamado mi atención. Imaginemos la construcción de un edificio: están todos los materiales, el cemento, los ladrillos, el agua, los metales, los vidrios, la arena, están los constructores, las máquinas para levantar todos los elementos pesados, la excavadora; pero falta el arquitecto. ¿Cómo van a saber los constructores cómo deben de hacer el edificio si no está el arquitecto que diseñó el plano?

A eso se refería este Salmo, de nada sirve que nos esforcemos si no tenemos al Arquitecto de nuestra vida. Dios te creó, conoce cada uno de tus problemas, penas, lamentos y debilidades, Él ha construido tu vida. ¿Cómo saldrás de donde te encuentras si no le preguntas a Tu arquitecto? Dios no quiere que te valgas de tus propias fuerzas y que intentes luchar por un mejor puesto de trabajo, luchar porque te respeten, luchar porque dejen de criticarte, Él te dice: “ACUDE A MÍ, YO PELEO TUS BATALLAS”; el mismo Salmo dice “Cuando Dios quiere a alguien, le da un sueño tranquilo”.

Es lógico que como humanos busquemos hacer todo por nuestras propias fuerzas, nos creemos seres independientes con el poder de Superman para salir de en medio del pozo en el que nos metemos. Pero Jesús mismo le dijo a sus discípulos: “Si ustedes se mantienen unidos a mí, yo me mantendré unido a ustedes. Ya saben que una rama no puede producir uvas si no se mantiene unida a la planta. Del mismo modo, ustedes no podrán hacer nada si no se mantienen unidos a mí. El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada.” Juan 15:4-5

Nada somos fuera de Dios, nada podemos hacer. Por más que grites, patalees, y luches, tu arma frente a un problema debería de ser la Oración. Cierta frase que leí dice “Somos mas grandes de rodillas que puestos sobre nuestros pies. De pie indico mi estatura, de rodillas mi dependencia”. La dependencia es la llave a una vida llena de éxitos y bendiciones.

“Un maestro al despedirse de su discípulo, luego de haberle enseñado todo lo que necesitaba para defenderse en la vida, le dijo: - Mi amado discípulo, ya te he enseñado todo lo necesario para salir triunfante en esta vida, sin embargo me falta darte este último regalo (entregándole un trocito de papel doblado). Y añadió: Cuando estés en los momentos más tristes de tu vida: Lee el papelito. Cuando te encuentres en problemas y sientas que no puedes más: Lee el papelito. Cuando te sientas incomprendido y muy solo: Lee el papelito. Cuando te sientas la persona más feliz de ésta tierra, y que nada te falta: Lee el papelito. Cuando te encuentres en los momentos más angustiantes de tu vida: Lee el papelito -. Entonces luego de escuchar al maestro, el discípulo leyó el papelito y decía: "Solo el amor de Dios es eterno, nada más puede perdurar  para siempre"”

Si Su amor es eterno, tu dependencia también lo es. Cuando depositas tus cargas sobre el Señor, todo empieza a obrar para bien. Cuando te postras ante Él en oración, crecerás más. Cuando sientas que has perdido el plano de tu vida, busca al Arquitecto. Cuando veas que bendiciones no llegan a tu vida, fíjate si has firmado ya tu Declaración de Dependencia. Dios ama la obediencia, y parece increíble; pero cuando el mundo nos ofrece libertad en realidad nos esclaviza, y cuando nos hacemos dependientes del amor de Dios, somos verdaderamente libres.