Miopía Espiritual
Por la mañana, cuando el criado del hombre de Dios se levantó para salir, vio que un ejército con caballos y carros de combate rodeaba la ciudad. -¡Ay, mi señor! -exclamó el criado- ¿Qué vamos a hacer?. -No tengas miedo -respondió Eliseo-. Los que están con nosotros son más que ellos. Entonces Eliseo oró: “Señor, ábrele los ojos para que vea.” El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo. (2 Reyes 6:15-17)
Médicamente la Miopía es un error en el enfoque visual, que provoca dificultad en ver las cosas que están distantes, es decir, hace que se vean borrosas. Es una discapacidad operable y muy común hoy en día. Pero Dios me mostró que la Miopía, también es muy común en el ámbito espiritual y también es “operable”.
El siervo de Eliseo es un claro ejemplo de lo que es la miopía espiritual. Él veía muy bien los carros y caballos que venían a atacarlos, pero no veía los que estaban para defenderlos. Hay veces, que como este criado, vemos las promesas de Dios borrosas o lejos, y dudamos de que Dios nos protegerá.
Vemos los problemas como cosas difíciles de superar, pero no vemos que Mayor es el que está con nosotros que el que está en el mundo. “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:4) Esto nos sucede a muchos de nosotros y nos seguirá sucediendo, pero tranquilo, es operable.
¿Cómo llegué a tener Miopía Espiritual? Porque tu fe se ha debilitado, has cesado de orar como antes, has dejado de leer la Biblia con la misma frecuencia o te has alejado de Dios por alguna decepción humana. ¿Estoy en lo cierto? Desde que nos fallan, nos traicionan, o lidiamos aquí en la Tierra con un problema muy grande, nuestra miopía comienza a ganar terreno y vemos a Dios borroso, distante.
¿Tiene solución? Sí, claro. Primero debes reconocer que padeces esto ante Dios. Debes ir en la intimidad con Él y decirle “Señor, sé que he dudado de ti, sé que por momentos veo todo borroso, pero abre mis ojos como al siervo de Eliseo y hazme ver que tú siempre me proteges. Señor, te creo, tú eres mayor que todo lo que pueda sucederme.”
La oración es el principio a la cura de tu discapacidad espiritual. “Les aseguro que, si tienen confianza y no dudan del poder de Dios, todo lo que pidan en sus oraciones sucederá. Si le dijeran a esta montaña: “Quítate de aquí y échate en el mar”, así sucedería. Sólo deben creer que ya está hecho lo que han pedido.” (Marcos 11:23-24) Es todo cuestión de fe, perseverancia y dedicación hermanos y hermanas. Debemos volvernos a Dios.
Debemos volver a enfocar nuestros ojos espirituales en Sus problemas, y no en lo que nos sucede a nosotros. “Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno.” (2 Corintios 4:18)
¿Quieres ver a gente que ha tenido Miopía Espiritual y se sanó? Aquí te nombro algunos de ellos:
Abel confió en Dios, y por eso… (Hebreos 11:4)
Henoc confió en Dios y, por eso… (Hebreos 11:5)
Noé confió en Dios y, por eso… (Hebreos 11:7)
Abraham confió en Dios, y por eso… (Hebreos 11:8)
Isaac confió en Dios, y por eso… (Hebreos 11:20)
Jacob confió en Dios y, por eso… (Hebreos 11:21)
José confió en Dios y, por eso… (Hebreos 11:22)
Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso… (Hebreos 11:23)
Moisés confió en Dios y, por eso… (Hebreos 11:24)
Los israelitas confiaron en Dios, y por eso… (Hebreos 11:29)
¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas. (Hebreos 11:32)
Dios espera de nosotros la misma fe que esos hombres y aún más. Reemplaza el nombre de todos esos hombres por el tuyo, y te aseguro que luego del “y por eso…” Dios escribirá grandes bendiciones para tu vida. Créele a Él y a nadie más que Él. Con este devocional, le pido a Dios que como al siervo de Eliseo, Dios te permita ver lo que no has estado viendo. Recuerda que si Dios es con nosotros, ¿¡Quién contra nosotros?!