Cambia preocupación por oración


La bendición de Dios es riqueza que viene libre de preocupaciones. Proverbios 10:22

Si estás preocupado es porque tal vez has perdido el enfoque de la situación que estás atravesando.

Nosotros, como hijos de Dios, atravesaremos por muchas pruebas a lo largo de nuestra vida. Pero Dios nos dijo que en ninguna de ellas estaríamos solos. Él en su Palabra nos prometió “estar con nosotros donde quiera que vayamos”. (Josué 1:9)

Tenemos que aprender a no perder el enfoque. ¿Qué significa esto? Significa no olvidarnos que nuestra meta es Jesús. Cuando ponemos nuestros ojos en Él, todas las cosas que atravesemos serán insignificantes comparadas con lo que nos espera.

Pero si perdemos a Jesús de nuestra vista, las preocupaciones empezarán a hacerse más y más grandes.

¿Has perdido el enfoque? ¿Estás preocupado? Vuelve a fijar tu mirada en Dios. Dice el proverbio que su bendición es riqueza. Cuando nosotros nos alineamos con el propósito que Dios tiene en nuestras vidas, Él comienza a bendecirnos.

Y es allí cuando sucede que las preocupaciones que antes teníamos nos comienzan a resultar pequeñas. Y es que nosotros como humanos, ¡nos preocupamos por cosas que no merecen preocupación sino oración! “Ay esta chica no me devolvió la camisa que le presté hace una semana”, “Pues este hermano me debe tanto dinero si vieras…”, “Sí, he estado con gripe toda la semana ore por mí hermano, hermana”.

Las cosas merecen oración, no preocupación para así conseguir la bendición de Dios. Nuestro Señor siempre está dispuesto a bendecirnos, pero debemos fijar nuestros ojos en Él. Vamos, tú puedes hacerlo. Si has estado preocupado o preocupada por algo, pon tus ojos en el cielo y deja que Dios te llene de la única riqueza que vale: Su bendición.

Concierto celestial


Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Juan 4:23-24

Se acerca la hora. Ya pronto será el día en que Cristo venga por su iglesia. Pero ya no es tiempo para estar perdiéndolo, ya no es tiempo para ocuparnos de cosas vanas primero y luego darle el lugar a Dios, ya es tiempo de adorar de corazón a Dios. Adorar, no es lo mismo que alabar, y muchos cristianos tienden a confundir esos dos términos.

La alabanza no es lo mismo que la adoración. Alabar es elogiar, es expresarle cánticos o palabras a nuestro Dios, es gozarnos, es demostrar la alegría que nos produce Dios cuando le damos la gloria a Él. Pero adorar es muy distinto, adorar significa amar en extremo. Adorar es un acto del corazón que se refleja en el exterior. Dios está buscando adoradores, no alabadores.

Claro que alabar es algo hermoso. Cuando tú le cantas a Dios algo difícil de explicar sucede en tu corazón, ya que el Espíritu de Dios está alegre dentro de ti y lo sientes. Pero adorar es distinto. Veo cómo muchos cristianos alaban, pero no adoran. Hablan de Dios, pero en sus actos demuestran lo contrario.

Aprendamos a ser adoradores en espíritu y en verdad. Aprendamos a dar conciertos celestiales y no sólo terrenales. No nos acomodemos en esta tierra porque sólo será de paso, busquemos siempre a Dios porque Su morada es en donde estaremos eternamente. Ya no cantes sólo en la ducha o en tu casa o en la iglesia, canta en el cielo.

Haz que Dios se alegre por tus frutos. Haz que el sacrificio de Jesús valga la pena. ¿Cómo puedo adorar a Dios? Entrégale tus manos, tus pies y todo tu corazón. Cuando comes, adóralo, cuando cantas, adóralo, cuando oras, adóralo, cuando estudies o trabajes, adóralo. Algo inexplicable sucede cuando tomamos a Dios en cuenta en absolutamente todos los detalles de nuestra vida: empezamos a sentir paz y gozo.

Disfruta ese gozo, disfruta esa paz. ¡Se acerca la hora! Que cuando Cristo venga encuentre tu corazón saltando, bailando, gritando, y por sobre todo adorando a Dios; que no lo encuentre dormido, triste, solitario. Seamos rockstars y popstars celestiales. Hagamos que los ángeles y el mismísimo Dios disfruten de ver cada concierto que demos. Tú eliges cómo vivir tu testimonio, puedes frustrarte por tu pasado o puedes convertirte en un verdadero adorador. Rockea tu pasado, déjalo atrás, mira adelante y jamás quites tus ojos de Dios.

Ya puedes sonreír


Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo. Filipenses 4:7

¿Ya eres de Cristo? ¿Ya puedes disfrutar de esa paz eterna? Hoy quiero que analices esto. Dios ha puesto su Espíritu en nosotros, debemos entender que ese es motivo más que suficiente para gozarnos en el Señor. Es motivo más que suficiente para seguir adelante con el doble de fuerzas que tenías antes.

Te contaré una historia bíblica que ya conoces para ver si lo comprendes mejor. Se trata de Mateo 8:23-27.

“Jesús subió a la barca y se fue con sus discípulos. Todavía estaban navegando cuando se desató una tormenta tan fuerte que las olas se metían en la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Entonces sus discípulos fueron a despertarlo: “¡Señor Jesús, sálvanos, porque nos hundimos!” Jesús les dijo: “¿Por qué están tan asustados? ¡Qué poco confían ustedes en Dios!” Jesús se levantó y les ordenó al viento y a las olas que se calmaran, y todo quedó muy tranquilo. Los discípulos preguntaban asombrados: “¿Quién será este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?””

Jesús había subido con los discípulos a la barca. No es que Jesús estaba a kilómetros de distancia y que debían de llamarlo al 911 para que Jesús corriera a su socorro: Jesús estaba con ellos. Y aún así, los discípulos perdieron la paz ante una tormenta. Cuánto se parece ésta historia al diario vivir de cada uno de nosotros.

Imagina que esa barca es tu vida. ¿Has perdido la paz en medio de una tormenta? Yo creo que sí, a todos nos pasa que tendemos a desmayar. Pero Jesús, Su espíritu está dentro nuestro. Así como lo estaba en la barca, Él está en tu corazón. No debes llamarlo al 911 para buscar socorro, solamente debes orar y guardar silencio, teniendo la confianza de que Dios está en tu corazón.

Puede ser que a veces Dios haga silencio en nuestras vidas, puede ser que parezca estar dormido como Jesús lo estaba en la barca, pero te diré algo: eso no significa que no esté en control de todo lo que sucede en tu vida. Con este devocional no quiero convencerte de que todo será color de rosas ni que no debes sufrir. Quiero que entiendas, que en medio de todo dolor, debes confiar en el Dios de la Paz.

Dios ya te la ha dado cuando lo recibiste. Tal vez mañana nadie entenderá por qué sonríes. Tal vez nadie entienda por qué ahora estés sonriendo. Pero Dios sí lo entenderá: Sonreirás porque aceptarás que tienes esa Paz que protege tu corazón y tu mente, y nada ni nadie podrá quitártela.

Toy Story


Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes. Proverbios 3:9

El proverbio que está allí arriba me recuerda a la película Toy Story. Tal vez la hayas visto, y si no la has visto te contaré por qué relaciono aquel versículo con aquella película.

En la primera película, Andy, el protagonista, era tan sólo un niño. Le regalaron juguetes y fueron los que lo acompañaron durante toda su niñez. Estos muñecos, tenían vida cuando Andy no los veía. Siempre buscaban estar cerca de Andy, querían que él se sintiera en compañía.

En la segunda película Andy crece, pero aún disfruta de la compañía de estos juguetes. Sin embargo, en la tercera película, Andy debe empezar la universidad y decide regalar los juguetes ya que estaba crecido. Imagínate los sentimientos de los muñecos. Andy había sido su único amigo de toda la vida, lo habían visto crecer, llorar, lastimarse, reír, jugar. Es por eso que, cuando Andy los regala, ellos hacen lo imposible para volver a estar cerca de Andy. Este niño, era lo más importante que estos muñecos tenían.

Y tú me dirás “¿Qué tiene que ver eso conmigo?”. Déjame explicarte. Dios te ama desde antes que nacieras. Él mismo planeó toda tu vida y la escribió. Él te ha visto llorar, reír, crecer, madurar. Aún cuando tú creciste y por momentos te olvidaste de Él, Él siempre trató de que volvieras a su lado. Dios nos ha buscado desde el momento en que nacimos, así como los muñecos buscaban a Andy.

Somos Su especial tesoro ¿Cómo no nos va a amar? ¿Cómo no nos va a buscar?. Al final de la película, Andy se da cuenta que sus muñecos también habían sido lo más importante para él, y decide dejarle los juguetes a una niña que los iba a amar tanto como él lo hizo.

Nuestro Dios es un Dios celoso. Pero son celos de amor. Él quiere que le des todo de ti para darte todo de Él. Cuando aparecen cosas que le quitan a Él el primer lugar en nuestras vidas, hará que examines tu corazón para que vuelvas a ordenar tus prioridades en la vida.

Dios es lo más importante que tenemos. Por más que le fallemos, por más que pequemos, por más que nos alejemos, Él es lo más hermoso de nuestras vidas. Demuéstraselo. Demuestra su amor a quienes no lo conocen. Así como Dios te ama a ti, ama a cada ser de esta tierra. Dale todas las partes de tu corazón, Él siempre te ha buscado, es tiempo de que tú lo busques a Él.

Lentes de fe


Jesús le contestó: “¿No te dije que, si confías en mí, verás el poder de Dios?” Juan 11:40

“Yo creo en Dios pero Él no actúa en mi vida”, “Yo creo en que no hay imposibles para Él, pero se olvidó de mí parece”, “Yo creo en que todo mejorará, pero por el momento no veo nada bueno”. El problema está en ¿Estás creyendo EN Dios o le estás creyendo A Dios? 

Hay una gran diferencia. Si tu crees EN Dios, tu fe sólo se limitará a lo que tu razón diga, si le crees A Dios tu fe superará todo límite posible.

No debes limitarte. Tener fe es ver más allá de tu problema, es ver más allá de las circunstancias momentáneas de la vida. Hay una frase, que al menos en mi país es conocida, que dice “es como tocar el cielo con las manos”. 

Tener fe, para mí, es como tocar el cielo con las manos. Es ver Su poder actuar antes de que lo haga, es ver Su amor en medio de la tormenta, eso es fe.

La Biblia nos advierte, que sin fe es imposible agradar a Dios. “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”. Hebreos 11:6. Y es que ¿Cómo quieres que Dios actúe en tu vida si no le estás creyendo a Él?

No tiene sentido que Dios esté pendiente de todos tus asuntos y tú no te tomes siquiera unos minutos al día para orar. Sé que suena fuerte, pero ya es momento de dejar de creer en Dios y empezar a creerle A Dios. Creer que Él puede hacer todo lo que tú no puedes. Créele a sus promesas, cree que aunque no lo veas Él está ahí.

Jesús nos dice “¿No te dije que, si confías en mí, verás el poder de Dios?”. Debemos creerle a Cristo, debemos confiar en Él. Cuando lo hagamos de corazón y no utilizando nuestra razón, veremos la mano de Dios moverse en nuestras vidas. 

Seguramente en las películas has visto escenas en donde agentes especiales se ponen lentes para ver más allá de lo que ve el ojo humano. Así mismo pasa con la fe, cuando nos pongamos los lentes de fe, comenzaremos a ver cosas que el ojo humano no puede. Veremos que Dios estuvo siempre aunque haya estado silencioso. Veremos que Él ha estado planeando cada detalle de tu vida, aunque no lo hayas sentido.

Ponte los lentes de fe. Créele a Dios, porque si puedes creer, todo será posible.

Miedo a la oscuridad


Yo te busco de todo corazón y llevo tu palabra en mi pensamiento. Manténme fiel a tus enseñanzas para no pecar contra ti. ¡Bendito seas, mi Dios! ¡Enséñame a obedecer tus mandatos! Siempre estoy repitiendo las enseñanzas que nos diste. En ellas pongo toda mi atención, pues me hacen más feliz que todo el oro del mundo. Salmos 119:10-15

Estoy sola en mi habitación, leyendo, trabajando en la computadora, mirando la televisión, tal vez cantando o tocando algún instrumento. Disfrutaba todo lo que estaba haciendo. De repente, todo se volvió oscuro. Ya no había luz y no podía leer. La computadora y la televisión ya no encendían. No podía tocar instrumentos ya que no se veía nada. 

Se había cortado la luz. El miedo vino a mí. Ya no podía disfrutar de las cosas que hacía si no había luz en mi casa. Pero en mi mente resonaba la voz de mi papá diciéndome “Ya va a volver la luz hija, es sólo un corte”. Yo no veía  a mi papá, pero lo escuchaba hablarme desde la cocina mientras buscaba velas para encender. Yo no sabía cuánto duraría el corte de luz, pero sabía que en algún momento terminaría.

A veces veo esta situación reflejada en muchas vidas. Cuando estábamos disfrutando de nuestro diario vivir, cuando todo iba bien, cuando nadie nos criticaba ni nos humillaba, llegó el corte de luz. Todo se volvió oscuro y parecía no terminar. Pero Dios siempre está ahí diciéndonos “Ya va a volver la luz hijos, es sólo un corte”.

Tal vez en los momentos de tormenta no disfrutes las mismas cosas que antes disfrutabas, pero no te olvides que Dios desde otro lugar está encendiendo una vela. Él está trabajando para sacarte de ahí. Y por eso he puesto el versículo de allí arriba.

“Yo te busco de todo corazón y llevo tu palabra en mi pensamiento”. Debemos buscar a Dios aún en la mayor oscuridad que atravesemos, porque sólo Él tendrá la vela que encenderá nuestros corazones para seguir adelante. 

Su palabra debes tenerla siempre presente en nuestros pensamientos, porque toda palabra de Dios no vuelve a Su boca sin haber actuado en tu vida. La Biblia no es sólo un conjunto de palabras, es un conjunto de promesas. No las olvides.

“Siempre estoy repitiendo las enseñanzas que nos diste. En ellas pongo toda mi atención, pues me hacen más feliz que todo el oro del mundo.” A mí me hace feliz recordar que Dios nunca me dejará. Recordemos Su palabra. Recordemos que “La luz ya va a volver, es sólo un corte”. 

Tus problemas, tus momentos de oscuridad no son eternos, pero las promesas de Dios sí lo son. Busca la luz de Cristo, no olvides sus promesas y te aseguro que ese corte de luz será más corto de lo que imaginas.

¿Qué viste en mí?


Además, Dios dijo acerca de ellos: “Ya viene el día en que ellos volverán a ser míos. Serán mi tesoro especial, y no les haré ningún daño; los trataré como trata un padre a los hijos que le sirven”. Malaquías 3:17

Una de mis canciones favoritas es “Tu amor no es de este mundo” de Tercer Cielo. El principio de la letra dice así:

Quiero saber cuál es el motor que mueve tu amor para que sea tan intenso. Qué es lo que tengo que me amas tanto, que aunque tantas veces te he fallado y me has perdonado. No sé qué miraste en mí. Qué tengo de especial para que te entregaras así. Qué te habrá hecho descender del cielo, haber vivido tanto sufrimiento si yo no lo merezco.

¿Qué viste en mí? Fue la primera pregunta que me hice al convertirme a Cristo. Yo no entendía la inmensidad del amor de Dios y aún me cuesta entenderla. No comprendía qué es lo que quería Dios de una persona como yo. Y tal vez aún no he encontrado la respuesta correcta, pero sí he descubierto algo: Dios no te eligió por tu pasado, te eligió por tu futuro; Él no te eligió por tus raíces, sino por tus frutos.

El Señor ya sabe lo que pasará en tu futuro. Dios ya sabe para lo que te ha preparado. Desde antes que nacieras Dios te eligió. Desde el momento en que lo aceptaste en tu corazón, Dios borró tu pasado en su “memoria divina”. La Biblia lo menciona “Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más de todas tus rebeldías”. Isaías 43:25

Ahora piensa en tu futuro como Dios lo hace. Entrégale tus manos, tus pies, tu corazón, tu vida, sé útil para Él en todo lo que puedas. Demuestra Su amor a cada lugar en donde vayas. Si Él te ha escogido es porque sabe de las grandes cosas que eres capaz.

Quizás tomabas alcohol, te gustaban las fiestas, fumabas, tenías malas amistades y las seguías, no regresabas a tu casa porque te la pasabas en la calle. Tal vez huérfano o huérfana, tenías una familia difícil o quizás sólo sentías un vacío en tu interior. Dios no hace acepciones de personas, Su gloria y perdón es para todos. Pero por más duro y difícil que haya sido tu pasado, Él te ha escogido porque sabe que tienes un futuro brillante.

Sabe las cosas grandes que harás. Prepárate, Dios te ha elegido. Tus frutos son y serán de bendición porque eres Su hijo, Su hija. Sigue preguntándote qué fue lo que Dios vio en ti para dar a Jesús por tu vida, pero con una certeza: Él ya ha visto tu futuro y por eso te escogió. No pienses más en tu pasado como algo malo, no olvides de dónde te ha sacado Dios porque ese será tu testimonio. Pero ya no dejes que eso te detenga. Sigue adelante porque para eso Cristo te salvó, somos Su especial tesoro.

“Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo”. Filipenses 3:12-14

Reconociendo Su voz


Jesús les dijo: "Ustedes saben que sólo un ladrón y bandido entra al corral saltando la cerca. En cambio, el pastor de las ovejas entra por la puerta. El que cuida la entrada le abre, y el pastor llama a cada una de sus ovejas por nombre, y ellas reconocen su voz. Luego el pastor las lleva fuera del corral, y cuando ya han salido todas, él va delante de ellas. Las ovejas siguen al pastor porque reconocen su voz. Pero no seguirían a un desconocido; más bien huirían de él, pues no reconocerían su voz." Jesús les puso el ejemplo anterior, pero ellos no entendieron lo que les quiso decir. Juan 10:1-6

Jesús en su paso por la Tierra dejó en claro que Él es el Buen Pastor. Ya hemos entendido que cuida a sus ovejas, que si una se pierde Él siempre sale a buscarla, que las hace descansar en delicados pastos y que les da de tomar agua fresca. Pero este versículo es diferente. No habla de cómo Jesús actúa para con sus ovejas, sino que habla de cómo las ovejas reaccionan ante la voz de su Pastor.

¿Cómo reaccionamos ante la voz de Jesús? ¿Hacemos siempre lo que Él nos pide? Y aquí me quiero detener. A veces la voz del mundo nos ensordece. A veces el trabajo, la familia, nuestros problemas, los estudios, las tareas o también pueden ser las responsabilidades dentro de la iglesia, nos ensordecen. Y con "ensordecer" me refiero a que nos confunden a la hora de escuchar a nuestro Señor y perdemos de vista cuál es Su voluntad.

Según el versículo, las ovejas siguen al pastor porque reconocen su voz. No necesitan verlo para seguirlo, sino escucharlo. Se supone que cuando oyeran a un desconocido huirían de él. Pero aquí está el problema, a veces, las otras voces nos atraen en vez de hacer que huyamos. Debemos aprender a reconocer la voz del Señor. El enemigo siempre tratará de seducirte con placeres, vicios, amistades, videojuegos, dinero, mujeres u hombres. Él se meterá en tu vida saltando la cerca del corral, como ladrón y bandido. Así como cuando un ladrón entra en una casa hoy en día y le dice a los que allí viven "Cállense, hagan lo que yo les digo y no les pasará nada".

El diablo durante siglos nos ha convencido de que si hacemos lo que él nos pide nada pasará. Pero claro que todo tiene sus consecuencias. No escuches su voz, cuando tú lo dejas entrar en tu vida, tomará todo de ti, no sólo una parte. Cuando un ladrón entra en una casa posiblemente se lleva todo o lo de mayor valor. Así lo hace el enemigo contigo, te roba lo más preciado, te roba lo más valioso, te quita la felicidad, te quita la paz, te quita la comunión con Dios.

Pero, ¿Cómo reconocer la voz de Dios y la del enemigo? Es fácil. Toda palabra de Dios estará de acuerdo con la Biblia. Todo lo que Dios te diga será para tu bien. Todo lo que Dios te hable será de bendición para tu vida. Si escuchas una voz que te diga "Toma alcohol, es sólo un poquito, no te hará daño, sólo es por diversión", ya sabes qué hacer y a quién pertenece esa voz.

Dios siempre te guiará hacia el camino del bien. Seamos como las ovejas. Sigamos a nuestro pastor por fe, por su voz y no por nuestra vista. No necesitamos verlo para saber cuál es su voluntad. Todo se nos ha dejado dicho en la Biblia. Huyamos cuando el enemigo viene a ofrecernos distracciones. ¡Tú puedes hacerlo! Reconoce y sigue a Jesús, no al enemigo mentiroso. Y tú, ¿Ya has aprendido a reconocer la voz de nuestro Señor? o ¿Aún te sigue engañando el enemigo?

Papá, ¿Cuándo llegamos?


Deseamos que sigan con ese mismo entusiasmo hasta el fin, para que reciban todo lo bueno que con tanta paciencia esperan recibir. No queremos que se vuelvan perezosos. Más bien, sin dudar ni un instante sigan el ejemplo de los que confían en Dios, porque así recibirán lo que Dios les ha prometido. Hebreos 6:11-12

Yo creo que una de las cosas más difíciles que nos toca hacer como cristianos es tener paciencia. Nuestro Dios es misterioso, obra de diferentes maneras, y como humanos no entendemos muchas veces hacia dónde nos lleva nuestro Papá.

Esto me recuerda a los niños cuando van en un viaje largo en auto. “¿Papá cuanto falta para llegar?”, “¿Papá es lejos?”, “¿Papá no puedes ir más rápido?”. El padre siempre responde “Espera hijo, ya vamos a llegar”. Sin embargo, los niños tan impacientes que son, a los cinco minutos otra vez preguntan “Pero papá, ¿Cuánto falta? ¡Quiero llegar ya!”

Así muchas veces le hacemos esas mismas preguntas a Dios. “Señor, ¿Cuánto falta para que todo esto termine?”, “Mi Dios, hazlo rápido por favor, ya quiero recibir lo que me has prometido”, “Papá, ¿Hacia dónde me estás llevando que tardas tanto?”. Y Dios nos responde una y otra vez: “Espera hijo/a, ya casi llegamos, ten paciencia”.

Si Dios te ha prometido algo lo cumplirá. Sé que esperar se vuelve fastidioso y molesto en muchas ocasiones, pero debemos tomar ejemplo de quienes ya han esperado con paciencia y han recibido lo que Dios les prometió. El versículo del principio del devocional nos dice “Sigan el ejemplo de los que confían en Dios”.

Abraham confió en Dios y tuvo un hijo cuando ya era muy anciano. Noé confió en Dios y construyó el arca con paciencia hasta el día del diluvio. Jesús esperó con paciencia y aguantó toda clase de humillaciones porque Su padre le había prometido vida eterna a Su lado. Entonces ¿Por qué no seguimos su ejemplo?

El versículo menciona dos palabras muy importantes: entusiasmo y perezosos. Tú debes mantenerte constante en la espera de las promesas de Dios, no debes de bajar los brazos.

Te pondré un ejemplo: cuando pides algo a Dios mediante la oración. El primer día con mucho entusiasmo le dices “Señor, gracias por tu amor y misericordia, pongo ante Ti esta petición…”, pero luego, si pasan semanas sin que Dios te haya respondido, la oración pasa a ser “Señor…sigo esperando…sé que lo harás, pero quiero que ya lo hagas…por favor Señor”, ahí ya has perdido el entusiasmo.

“Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia”. Romanos 8:25. Aún no ves los resultados de lo que estás haciendo, aún no has recibido lo que Dios te prometió, aún las cosas no se han acomodado ni aclarado, pero sé que la respuesta de Dios ya está en camino. Él promete y cumple. Deja esa actitud de niño de decir “Papá, ¿Cuándo llegamos?”, sino que agradécele porque ya sabes que está actuando en tu vida y que pronto recibirás las bendiciones que Él tiene para ti.